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Al día siguiente Mihrimah estaba un poco mejor, la partida de su padre a tan corta edad le había dolido en el alma, a pesar de todo era su padre.

Hürrem esa noche durmió en el palacio en los que una vez fueron sus aposentos, no regreso con Bali Bey por que una parte de ella quería guardarle cierto respeto a Süleyman, después de todo él había sido parte de su vida.

Estaba en la terraza mirando a los Aghas ir de a quien para haya preparado todo para llevar al gran señor a su lugar de descanso y algunos otros se movían para preparar todo para ella., era extraño para todos pues por primera vez en el imperio una mujer se sentaría en aquel trono y sobre todo que no estaba relacionada directamente con la dinastía Osmanlí solo por matrimonio, pero al final del día sus hijos quienes heredarían aquel trono si pertenecían a esa familia.

Realmente no objetaban nada, sabían que era una buena reina y que arreglo muchas cosas en poco tiempo en su hogar, ¿Por qué no haría lo mismo aquí? Se decían a sí mismos, claro que no todos estaban convencidos, pero con el tiempo eso cambiaría.

Después de su partida del imperio la segunda vez se supo que había hecho muchas cosas y eso le valió su respeto, si no la querían como mínimo la respetaban y más ahora que se sabía era la madre del siguiente sultán.

Naturalmente la gente de Manisa y gran parte de los jenízaros no la querían porque desplazo al príncipe Mustafá.

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Katerina fue a sus aposentos y miro a su madre, se acercó con tranquilidad —¿Duele mucho? — pregunto con calma.

Hürrem le sonrió y acaricio su mejilla —Naturalmente, más que nada duele el saber que pudimos haberlo tenido todo, le habría entregado mucho, pero tenía que arruinarlo— rio.

—Jamás creí que esto terminaría así, cada que te miraba podía ver el amor que sentías por él, a veces deseaba que miraras a si a nuestro padre y otras veces deseaba que jamás terminara tu amor por este hombre, no me hubiese importado quedarme siempre lejos de lo que era en realidad solo por verte feliz —Dijo con tranquilidad.

Hürrem la abrazo —Créeme, en su momento habría dado todo por él, incluso mi vida— dijo con seriedad.

Ya no había lágrimas, había derramado demasiadas por él, ahora parecía que no habría ni una sola lagrimas más, su corazón desde hace mucho ya no sangraba y las dagas y flechas que lo rasgaban cada día desaparecieron, su cruel invierno había terminado hace tiempo y solo había primaveras.

Ya no había lágrimas, había derramado demasiadas por él, ahora parecía que no habría ni una sola lagrimas más, su corazón desde hace mucho ya no sangraba y las dagas y flechas que lo rasgaban cada día desaparecieron, su cruel invierno había termin...

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Las princesas se reunieron en la torre de justicia para ver a su padre partir, Hürrem no se quedó ahí, fue junto con el ataúd, por respeto a él no mostró su rostro, uso un velo negro que cubría su cabello y rostro, aunque era algo ciertamente tonto por que la conocerían de todos modos, pero por ahora le guardaría ese respeto, la capa larga tapaba su figura y solo dejaba ver parte del vestido negro que portaba.

Anastasia La Rossa (Hürrem Sultán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora