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Aquel día en el que se unieron sería también el último día de celebración por sus hijos, Hürrem daba un paseo con Mihrimah quien había sido muy insistente en salir a jugar.

Caminaba con tranquilidad por el jardín, dejo que corriera libre junto a su odalisca, mientras ella la veía con una sonrisa.

Sintió que alguien se acercó e instintivamente se tapó un poco, —Eres muy hermosa, parece que los años solo te favorecen hermana— comento aquel hombre a su lado.

Hürrem lo miro con seriedad —Muchas gracias rey Antonio, pero no debería hablarme así o tendremos problemas, ni siquiera debería hablar conmigo— comento con tono irónico.

—Sabes eres toda una experta en esto de tener hijos, le diste cuatro hijos al sultán y tres a Bali Bey— comento con una sonrisa de burla.

Hürrem lo miro enojada —No menciones eso aquí, los árboles escuchan— comento con seriedad.

—Como sea, querida hermana quería felicitarte por tu boda— comento con seriedad.

Hürrem lo miro, nada bueno saldría de esto a juzgar por su mirada.

—Fuiste muy astuta, llegarías lo más alto, ¿Cuál es tu plan?, Acaso crees que podrás ayudar a tus hijos a quitarme el tronó— comento con una sonrisa llena de malicia —Nadie podrá probar que tienen sangre real, además me encargaré de ellos antes de que siquiera intentes hacer algo y no podrás hacer nada, disfruta de los hijos que tienes con el sultán porque son lo único que te quedara, deberías vestirte de negro— comento con seriedad y se fue sin decir nada más.

Hürrem sintió presión en el pecho y su mundo parecía querer colapsar, se apoyó de la rama de un árbol e intento calmar su respiración, para su suerte llegó Güll Agha —Mi sultana, se encuentra bien se ve pálida— comento con seriedad mientras la miraba preocupado.

—Tienes que enviar una carta de manera urgente, debe llegarle a mi madre lo antes posible, la vida de mis hijos depende de eso— comento con seriedad.

...

Antonio llegó al palacio que estaba ocupando, comenzaron a guardar sus cosas, mientras el vigilaba que guardarán todo, la carta de Hürrem iba en camino hacia su madre con la esperanza de que llegara antes que su hermano.

...

Hürrem camino por el pasillo dorado ahora como la esposa de Süleyman, ciertamente estaba nerviosa sin embargo la incertidumbre y el temor era lo que más la acompañaba pues, aunque estaría con Süleyman su mente seguiría esperando que sus hijos estuviesen bien.

Entro a los aposentos e hizo una reverencia, se acercó al sultán y este beso su frente, después se sentaron en la orilla de la cama y la beso apasionadamente dejando caer aquel velo y la miro, sus ojos amenazaban con llorar —¿Estas bien? — pregunto con tono preocupado.

Anastasia La Rossa (Hürrem Sultán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora