Capítulo 13

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Había empezado a llover hace unos quince minutos. Ya había acabado el primer tiempo del partido y Colombia había metido un gol, así que íbamos ganando.

Martin estaba a mi lado, él me tenía abraza, mientras yo solo estaba recostada sobre su hombro, con la mirada fija al televisor, viendo los espacios publicitarios del canal.

—Villamil no te deja de mirar — susurró en mi odio.

Aquel comentario hizo que me pusiera nerviosa, escuchar solo su apellido lo provocaba y que él me estuviera mirando directamente aún más.

Lo bueno es que yo era más disimulada que Martin, así que fingí estar recorriendo la sala con mi mirada, hasta toparme con sus ojos verdes, tragué en seco. Él me sonrió y yo lo imite, pero miré a su costado y vi a Gabriela quien me vía con enojo, volví a verlo y agache la mirada.

Me removí en los brazos de Martin, mi gemelo se alejó y me miró.

—¿Pasó algo?.

—No — mentí — voy al baño.

Me levanté y fui al baño que estaba cerca de la sala. Me miré en el espejo, me sentía rara. Sólo debía olvidarlo así de fácil como él me olvido a mi. De nuevo el escalofrío paso por mi columna como aquella mañana, presentimiento...

Maldije mentalmente y me negué a pensar en ello, nada iba a pasar.

Abrí la puerta del baño y Villa se encontraba afuera.

—Hola — dijo apenas me vio.

—Hola — murmuré.

—Siento que no hemos hablado en años — se lo notaba nervioso, guardo sus manos en los bolsillos de su pantalón — crees que podamos...

—Juan Pablo — la voz de Gabriela lo interrumpió, el chico volteó a verla — ya va a empezar el partido.

—No me importa — le respondió algo enojado.

—Esta bien Villa — hablé y él fijo su mirada en mi — mejor vamos.

...


Estados Unidos había empatado y solo quedaba diez minutos para que se acabará el partido. De repente la luz se fue, el sonido de la lluvia se hizo presente. La luz volvió y Isaza se encargo de prender de nuevo el televisor.

—¿Quieres más refresco? — le pregunté a Susana, quien estaba a mi lado.

—Si — me sonrió, me ofreció su vaso — gracias.

—A mi igual — comentó Alejó, dándome dándome vaso.

—Yo también — imitó Simón.

—Oigan, solo le pregunté a Susana, no puedo llevar todo esos vasos — mencioné seria.

—Yo te ayudo — dijo Villa, todos se quedaron callados — yo también quiero más refresco, te ayudo a traer los vasos — asentí.

Nos dirigimos en silencio a la otra habitación, coloqué los vasos en el mesón. Villa me dio una de las botellas y cada uno comenzó a llenar los vasos con el contenido de éstas. Había un silencio muy incómodo, estaba concentrada en que el líquido no se regara y no hiciera el ridículo frente a él.

—Yo quería hablar contigo — comentó Villa — sobre ese día en tu casa  — lleve mi vista a él — a mi también me gustas — confesó.

Me quedé callada, no sabía que hacer, los nervios me invadieron. Él solo me miraba. Sentí que algo goteaba en mis pies y miré abajo.

Aún así... Te amo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora