Capítulo 22

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La mañana había sido rara, hablé con Juan, estaba muy interesado de saber sobre Villamil. Me pregunto si sabía lo de Juan Pablo, pero mamá y Martin entraron y automáticamente cambió de tema.

Mi familia me ocultaba algo o creo que todos sabían algo que yo no.

—¿Ya nos vamos? — Preguntó Simón.

—Si — dijimos Marto y yo.

—¿Y Nath? — pregunté.

—Está donde Villa, la pasé dejando primero.

Nos subimos al carro, no sin antes pelear con Martín para poder ir en la parte de al frente del carro.

—Para el regreso yo voy adelante — se quejó mi gemelo.

—No me importa — motive las burlas.

—Solo ganaste porque Simón dijo que te diera el puesto.

—Exacto, me prefiere a mi — me giré para verlo y me sacó la lengua.

—Ya dejen de pelear — nos regaño Simón — Parecen unos niños.

—Puedes si quiero ser una niña, esta vida de adulta no me gusta — mis dos hermanos rieron — ¿Simón recuerdas cuándo recién aprendiste a manejar y casi nos matas?.

—Es verdad, cuando nos fue a dejar el primer día de universidad — habló Martín.

—Estaban llegando tarde — aclaró Simón — por eso tuve que manejar rápido.

—Pero casi nos matas — dije.

—Son unos exagerados, no nos pasó nada.

—No te acuerdas que Martin salió del carro, se tiro al suelo y grito: "Al fin Tierra" y beso el piso — mencioné entre risas, mis hermanos imitaron mi acción.

—Ya, pero ¿llegaron o no llegaron? — preguntó Simón.

—Si, pero casi llegamos al reino de los cielos — comentó Martin y rei.

—Son unos dramáticos.

—No, somos divertidos — recalque.

—Apoyo a Kate.

Seguíamos burlando de Simón hasta que llegamos a la casa de Villa.

Increíble, nunca pensé que Villamil se iba a comprar su propia casa. La casa de sus padres era muy grande y hasta donde sabía, Mauricio y Clemencia siempre quisieron que su hijo se quedarán con ellos, hasta Villa lo consideraba, pensaba que nunca necesitaría una casa propia, pero al parecer todo cambió.

—Bienvenidos — saludo Villa el cual nos esperaba en la puerta.

—¿Qué más perro? — lo saludo Martin.

Luego entro Moncho y por última yo.

—Hola Kate — mencionó el ojiverde.

—Hola Villamil — deje un beso en su mejilla — ¿Cómo estás?.

—Bien y ¿tu?.

—Bien, tu casa es muy bonita — comenté mientras observaba todo.

—Gracias, vengan Isaza, Karla y Nath están en el estudio — mis hermanos están familiarizados con el lugar, yo solo los seguía con cuidado desde atrás.

Llegamos al final del pasillo, Villa abrió una puerta de madera y con ellos se hicieron presente unas risas que venían de adentro de la habitación.

—Hola mi gente — habló Marto con su característico entusiasmo.

Aún así... Te amo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora