17 | ¿otra vez?

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— Creo que lo mejor sería que tengas el número de Moblit. — te dijo Hange mientras guardaba algunas cosas en su bolso.

— ¿Por? — el comentario de Hange te lleno de duda y de intriga.

— Uhm.. no lo sé, pero lo preferiría así. Luego te lo paso, ¿si? — te rogó con la mirada.

Luego de pensarlo durante unos segundos terminaste aceptando, despidiéndote de Hange con un beso en la mejilla, lista para volver a casa.

— ¡Nos vemos! — te despediste feliz de ella, caminando por los pasillos comenzando a pensar en tus cosas y asuntos. Los pasillos de la universidad estaban llenos y no te diste cuenta cuando tropezaste con alguien — ¡Ay!

— ¡Auch! ¡Lo siento! — alzaste tu mirada y te encontraste con una cabellera rubia.

— Oh, Annie — dijiste — Lo siento, déjame ayudarte.

Annie era compañera tuya de clases, desde el secundario hasta la universidad, siempre habían sido buenas amigas pero no una relación muy íntima. Hubo un tiempo en el que llegaste a sentir una atracción por ella, pero debido a la relación con tu mamá, tu misma te obligaste a apartar esos sentimientos. Que ahora simplemente se esfumaron. Además no sabías si ella también lo sentía, no sabías si le gustaban las mujeres.

— Perdóname, (N). — dijo la rubia acomodando su chaqueta de cuero negro.

— No es nada — sonreíste, para avanzar e ir de camino a tu casa.

— Uhm, (N).. — te llamo y giraste levemente tu cabeza.

La de ojos celestes era bastante callada y reservada, aunque contigo solía ser una persona bastante dulce, era algo que apareciabas de ella, que te tenga tal confianza te hacía sentir bien.

— Dime, Annie

— Te quería pedir un favor. Si no es molestia, claro — sonrió y se acercó un poco más hacia ti, quedando a tu perfecta vista y con una distancia un poco entrecortada entre ustedes.

— Si, claro, ¿cual? — dijiste sin pensarlo mucho. Te estabas llenado de intriga.

— Verás.. yo no soy muy buena en literatura — la dejaste hablar — y noté que eres la mejor en la clase así que.. ¿no podrías ayudarme un poco? solo con las tareas..

— ¡Claro! — dijiste con euforia, esa era una de las materias que más te gustaban — Solo dime, Annie, ¿cuando quieres que te ayude?

— ¿Mañana por la tarde te parece bien? Puedes venir a mi casa, si quieres. — sonrió tímidamente acomodando un mechón rubio detrás de su oreja, reposaba de costado sobre un casillero esperando por tu respuesta.

Lo pensaste durante unos segundos, replanteándote sobre las cosas que debías hacer mañana y efectivamente tenías la tarde libre, así que no veías el porque no.

— Sí, nos vemos mañana Annie — sonreíste con inocencia y viste como su rostro se iluminó de alegría.

— Oh, genial. Gracias, (N). ¡Nos vemos! — se despidió tímidamente con un beso en la mejilla, el cual después de ese se sonrojo levemente y su dulce perfume se esfumó en unos segundos.

— Adios, Annie.

..

— ¡Llegue! — avisaste al entrar por la puerta, dejando las llaves sobre la mesa de cristal que había en tu casa.

Avanzaste hacia la cocina para saludar a tu madre, ya que oliste que había cocinado, y estabas con hambre.

Pero solo te paralizaste cuando viste a tu padre sentado en la mesa mientras comía y conversaba con tú madre. Él volteó a verte y te sonrió.

¿neighbor? | hange zoe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora