Algunos meses después
La alarma le despertó a las 8 de la mañana con la misma rigurosidad que los últimos dos meses. Lastimosamente, había interrumpido un plácido sueño que lo ubicaba por momentos en Baker Street, luego en los jardines de su casa, eventualmente en Strand, pero donde John siempre estaba. Movido por la emoción, soñó que se daban un fuerte abrazo. Porque ese día por fin terminaría su tratamiento y volvería a Londres con su novio.
Finalmente, Sherlock había tomado la decisión de internarse en un centro de rehabilitación. Su situación era grave porque el riesgo de una recaída era inminente y de verdad llegó a temer que aquello le volviera a alejar de la gente que amaba, especialmente de John. El joven detective sabía que el rugbier siempre le acompañaría sin importar en qué estado esté, pero no quería volver a colocar a John en circunstancias como la de hacía varios meses, cuando la sobredosis le atacara y le dejara en coma. No quería a un John a su lado mientras se recuperaba de un golpe de calor, o un John angustiado sentado en una silla de hospital. Quería que John le viera bien, que le viera con esos ojos vivaces que reflejaban admiración, orgullo y cariño.
Pero también había tomado aquella decisión por él mismo. Sherlock estaba atentando contra lo más preciado que tenía y estimaba de sí mismo: su mente. Estaba destruyéndola con aquellos tóxicos que parecían estimularla y potenciarla, cuando en realidad eso era un completo engaño. Y aun estaba a tiempo de revertir todo eso, o al menos intentarlo. John le había enseñado a valorar los intentos.
El centro de rehabilitación estaba ubicado en Eastry, al sureste de Inglaterra, en el medio del campo y bastante alejado de Londres. Gozaba de amenities como un gimnasio, una enorme biblioteca, una sala de juegos y las más diversas terapias. La comida gourmet y la excelente atención del personal convertían al centro en uno de los mejores del país.
Los primeros días fueron un infierno para Sherlock. Detestaba las rutinas, la comida, la gente, el tratamiento. Llegó a aborrecer cada centímetro de ese lugar, pero una pequeña fuerza de voluntad en su interior, representado algunas veces por John, otras veces por Mycroft en su Palacio mental, le permitió quedarse allí unas sólidas seis semanas. Hasta le había agarrado cierto aprecio al lugar.
Lo que más disfrutaba era la playa. La tranquilidad y armonía del lugar le eran de gran ayuda para sobrellevar la situación. Y allí decidió aprovechar su última mañana en el centro.
Desayunó con los otros residentes del lugar, con quienes sorprendentemente había empezado a llevarse bien, y enfiló para la playa.
Con el mismísimo Canal de la Mancha frente suyo, su mente le abrumaba con millones de pensamientos. Vaticinaba su vuelta a la ciudad, el peligro, el caos. También, el amor.
—Sabía que estarías aquí.
Sherlock salió de su ensimismamiento y volteó a ver a quien le hablaba. Con una gran sonrisa, se puso de pie y le dio un fuerte abrazo.
—Te extrañé mucho, John.
—Yo también te extrañé, Sherlock. Te extrañé muchísimo —decía John mientras le abrazaba con igual afecto. La lejanía del lugar desde Londres y su trabajo habían impedido que John le visitara seguido. Solo se habían visto una vez desde el inicio del tratamiento, el resto habían sido constantes llamadas y mensajes. Ambos soñaban con volver a encontrarse y recuperar esa cercanía física, irremplazable por medios electrónicos.
Caminaron de la mano en dirección al centro para retirar las cosas de Sherlock. Los afectuosos saludos de los otros residentes hacia Sherlock se mostraron como una linda sorpresa para John. Una chica menuda y de pelo rojizo se le acercó a John con picardía.
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The Two of Us || TeenLock Fanfic (TERMINADO)
FanfictionEl jóven Sherlock se encuentra en coma tras una sobredosis y un extenso recorrido por los últimos meses nos ayudará a averiguar porqué acabo en ese estado. Un drama juvenil que relata los vaivenes de una extraña amistad entre Sherlock Holmes, el chi...