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La concentración de los convocados para la Selección se llevaría a cabo en la Universidad de Oxford, más precisamente, en las instalaciones del equipo universitario de allí. John estaba tan ansioso que no había podido conciliar el sueño la noche anterior.

Si bien la convocatoria no significaba que integraría oficialmente la selección, era un paso enorme. John Watson existía para la Selección Nacional, y podría ser llamado en cualquier momento.

No podía creer que él era parte de ese grupo de estrellas que los consideraba la Selección. Todos los chicos que estaban allí con él subiendo al autobús eran prácticamente los mejores del país. Conocía a varios de ellos por partidos jugados con sus respectivos equipos.

Sin embargo, a uno de ellos lo conocía muy bien. De hecho, habían jugado para el mismo bando desde prácticamente niños: James Sholto.

El chico no le miraba pero John sabía perfectamente que había notado su presencia. Ambos habían sido compañeros de equipo en la anterior escuela de John, antes de que ganara su beca y se trasladara a Strand. Pero no habían quedado en buenos términos.

—John, es hora de subir —le anunció su compañero Wilkes, sacándole de sus cavilaciones.

El viaje había sido corto, pues no era mucha la distancia que los separaba de la ciudad de Oxford. A pesar de la cercanía, John nunca había estado allí, por lo que miraba maravillado desde la ventana los bellos y antiguos edificios que se extendían frente a él.

El autobús los llevó directo a las residencias donde se alojarían los siguientes siete días. Serían días de puro entrenamiento e intensa actividad.

John observaba las hermosas instalaciones que le rodeaban y sonrió. No podía creer lo lejos que había llegado y lo mucho por lo que había pasado. Todo el entrenamiento de estos años había valido la pena. Todo el esfuerzo y dedicación a ese deporte que no solo le gustaba sino que le había salvado tantas veces de las tragedias de su vida, tuvieron un resultado, un premio.

Hasta ahora, toda la emoción que tenía le había impedido pensar en sus compañeros de Strand, especialmente en Sherlock. Le habría encantado estar en buenos términos con él y enviarle fotos de cada cosa que veía y le llamaba la atención, solo para ganarse alguna explicación innecesariamente extensa por parte de su compañero, o algo asociado con algún asesinato que al excéntrico joven le recordara dicha foto.

Lo cierto es que también se perdería el debate entre Mary y Molly contra Anderson por la presidencia del Comité. Aunque más que curiosidad por lo que sucedería ese día, era preocupación lo que sentía. No solo Mary estaba en peligro sino Molly también. No supo si aquella indirecta que le tirara a Moran el día anterior a irse, acerca de "no hacer cosas de las que vas a arrepentirte" le serviría para protegerlas, pero es todo lo que podía hacer.

Se encontró nuevamente pensando en su amigo Sherlock, si es que aún podrían llamarse amigos. Si hubieran seguido en buenos términos, las cosas serían tan distintas. Estaba seguro que Mary y Sherlock se llevarían estupendo, pues para John esos chicos tenían personalidades muy parecidas y a su amigo eso le encantaría. Incluso le habría gustado ver si Sherlock participaría de las elecciones junto a las chicas, ayudándoles con la campaña. Incluso John les ayudaría ene sa situación, pues el rubio sentía que seguiría a su amigo a donde fuera. Era una alterna realidad donde John no había sido tan estúpido como para beber tanto y delatar a su amigo en frente de sus principales enemigos. Una realidad donde él y su amigo seguirían hablando, riendo por las excentricidades de aquel chico, saliendo juntos a buscar pistas de asesinatos olvidados.

Volvió a concentrarse en su situación actual antes de que otros pensamientos le invadieran.


The Two of Us || TeenLock Fanfic (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora