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De todas las formas que John habría imaginado terminar aquella noche, esta nunca estaba en sus planes. Aunque debería haberlo estado.

Detenidos en la comisaría. Él y Sherlock.

Todo había comenzado con una nueva e insólita teoría que Sherlock tenía: la existencia de una estación abandonada entre las estaciones de Earls Court y Kensington, a la cual se podía acceder solo por una de las boleterías. El joven había conseguido los planos originales de construcción del metro de Londres, quién sabe como, pero los había conseguido. Allí, un extraño desvío en el mapa llamó su atención.

En orden a probar dicha teoría debían acceder a través de una de las boleterías, para lo cual John no tuvo mucho problema en robar la llave a uno de los oficiales de la estación. Parecía una idea bastante divertida hasta que un policía los descubriera ingresando a la boletería con dicha llave.

—Se lo juro Oficial, no queríamos robar nada. Solo acceder a esa estación que mi amigo le comentó —intentaba explicarle John al policía que tenían justo enfrente.

De pronto, un individuo más ingresó a la pequeña oficina donde los tenían retenidos. Un hombre que aparentemente ostentaba mayor rango que el policía que les estaba hablando.

—¡Pequeño Holmes! ¿Qué sucedió?

—Comisario Collins, ¿conoce a estos chicos? —le preguntó el policía que los había detenido.

—Solo a este. Es el hijo de Siger, del M16—decía señalando a Sherlock. —¿Qué pasó con estos niños?

—¡Los encontré hurgando en la boletería del metro! —le comentó el policía a su superior. —¡Con estas llaves que le robaron a un oficial!

El Comisario Collins inspeccionó la evidencia del delito puesta sobre el escritorio. En ello, vio el mapa del metro con una zona marcada visiblemente con marcador rojo.

—¿Aun sigues queriendo ser detective, Sherlock? —le preguntó burlonamente el comisario, pero el joven no le contestó, simplemente le fulminó con la mirada. El comisario soltó una carcajada. —Creí haberle dicho a tu padre que te controlara. ¿Necesito llamarlo otra vez?

—Haz lo que se te la...

—¡Claro que no! Él no quiere eso —se apresuró a interrumpirle John.

—Ah, ¿te conseguiste un amiguito? —se dirigió esta vez al rugbier, sin dejar ese tono burlón que adoptara con el otro joven. —Eres sensato. Me agradas, chico.

—Señor, ¿qué hago con ellos? —intervino el policía raso que los descubriera in fraganti.

—Suéltalos. Solo son niños jugando a ser detectives... Pero escúchenme bien. La próxima vez que los vea por ahí fingiendo que son Scooby Doo y su maldita pandilla no dudaré en arrestarlos y hacerles pasar la peor de las noches.

Luego de la contundente amenaza del comisario, los chicos salieron de la comisaría.

El rubio exhaló con gran alivio, pero Sherlock solo siguió molesto.

—Eso estuvo cerca —decía John, aun aterrado por la autoridad policial.

Sherlock se mantenía extrañamente en silencio y con el ceño fruncido.

—¿Lo conocías? —volvió a hablar John para romper el tenso hielo.

—Sí. Es amigo de mi padre —masculló el joven. —Solían trabajar juntos en el M16. Pero la ineptitud de Collins le trajo aquí a una comisaría de mala muerte. Y, como te habrás dado cuenta, no es la primera vez que me retiene para darme inútiles sermones.

The Two of Us || TeenLock Fanfic (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora