John abrió sus ojos con pesadez y, tras un esforzado trabajo de reconocimiento, supo que estaba en la lujosa habitación de su novia. Aquella habitación que otrora hubiera sido el lugar de encuentros fogosos que solo dos amantes jóvenes podían protagonizar, ahora se le figuraba como un ambiente hostil en el que por alguna razón no debería haber terminado.
El rugbier exhaló con molestia, mientras el dolor de su cabeza se intensificaba. Lo que detestaba de emborracharse era tener que aguantar las consecuencias en su cuerpo. Pero sobretodo, detestaba el hecho de que siempre hacía el ridículo cuando bebía.
Sherlock..., recordó de repente la presencia de su excéntrico amigo en su olvidada fiesta de cumpleaños. ¿Qué le había dicho? Empezaba a recordarlo... Empezó a recordar sus palabras, a todos rodeándole, a todos escuchando como él mismo revelaba que Sherlock era quien estaba detrás del hacker.
Maldijo en voz baja y chequeó su celular. El dolor punzante en su cabeza le impidió ver algo más que a hora.
—¿Ya despertaste? ¿Cómo te sientes? —le interrumpió sus cavilaciones Sarah, que ingresaba con cuidado en el cuarto y se posaba a un costado al lado de su novio.
—La cabeza me está matando... —respondió el rubio casi en un susurro.
—Ten, te traje esto —le dijo la joven y le tendió un vaso de agua con una pastilla. El rubio se sentó con dificultad para poder tomar el medicamento y calmar la resaca que le aquejaba.
Los jóvenes se mantuvieron un rato en silencio. Sarah estaba extrañamente seria y con el ceño fruncido. El rugbier creyó ver por primera vez en aquel rostro una tremenda decepción.
—No debí haber bebido tanto —confesó el capitán. —No recuerdo nada, ¿qué sucedió?
La joven le miró fugazmente unos segundos y suspiró profundo.
—Un desmadre, eso pasó —declaró sin filtro la joven. —Todos terminaron detenidos en una comisaria.
—¡¿Qué?! —le interrumpió el rubio totalmente pasmado.
—Sí, lo que escuchas. Todo porque tu gran amigo Sherlock Holmes llamó a la policía y les dijo que había drogas allí.
El rugbier presionó su ceño con los dedos para intentar paliar el dolor de cabeza que no parecía dispuesto a abandonarlo.
—John... ¿Tú sabías que Sherlock era el hacker? —le cuestionó Sarah sin rodeos. Antes de dejarle contestar siguió atiborrándole de preguntas. —¿Por qué no le dijiste a los chicos? ¿Por qué lo invitaste ayer? ¡¿Por qué sigues siendo amigo de ese tipo?!
—¿Sabes, Sarah? Estoy harto de tener que complacer siempre a todo el mundo. Estoy harto de que se "decepcionen" de mí. Resulta que hago lo que puedo, ¿sí? —se sinceró el rubio. —Morán, Sherlock, tú, todos me obligan a elegir bandos. ¿Alguna vez ustedes se preguntaron lo que yo quiero o lo que yo pienso? ¿Alguna vez pensaron en sentarse y hablar sobre lo que les molesta de cada uno y dejar de usarme a mí como un maldito teléfono descompuesto?
—¿Qué rayos te pasa? —se alejó instintivamente la joven ante la acusación del otro. —No puedes hacerte el ofendido ahora. Sabías lo del hacker y deberías habérselo dicho a Morán. Fuiste injusto con él, es tu amigo, hizo muchas cosas buenas por ti.
—Y Sherlock también —le interrumpió el rubio. —Ambos son mis amigos, pero al parecer eso a ustedes les parece un pecado, una traición —enfatizó con sus manos lo absurdo del planteo.
—Bueno, es que Sherlock es una mala persona, John, no lo digo solo yo. Lo dice todo el mundo. Lamento arruinar las ilusiones que tenías del niño genio e interesante —soltó venenosa la joven. —A él no le importa nada ni nadie, ¡Es un sociópata! Le hace daño a todo el mundo, ¡hasta a mí! Todo el tiempo me trata de zorra, hueca, inútil, ¿crees que podría agradarme que mi novio se junte con alguien así y que encima no haga nada para defenderme?
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The Two of Us || TeenLock Fanfic (TERMINADO)
FanficEl jóven Sherlock se encuentra en coma tras una sobredosis y un extenso recorrido por los últimos meses nos ayudará a averiguar porqué acabo en ese estado. Un drama juvenil que relata los vaivenes de una extraña amistad entre Sherlock Holmes, el chi...