Diamante negro

230 68 319
                                    




Tomé la decisión de cuidar a Linar olvidándome de Krist.

—Li necesito tiempo, debo ver a Krist no puedo dejarlo así

—Rey, escúchame ¡Rey¡ —Li me tomaba de los hombros con fuerza — Escúchame, necesito que te calmes, para comenzar no podemos salir de la plaza, la selección ya comenzó, salir se tomaría como deserción y necesito que voltees detrás de ti.

—Pero Li, Krist, yo ...

—Que voltees carajo.

Cuando gire fui consciente de la fuerza con la que Li me sujetaba los hombros, agradecí eso o podría haberme desvanecido al suelo, frente a mi estaba Krist, con su mirada fría acompañada del color gris profundo, su cabello claro y la indiferencia marcada en él. Me observó por unos segundos antes de continuar caminando, como si mi existencia fuera la misma que un gusano.

—Krist ... — Linar me detuvo antes de ir tras él.

—Necesitas concentrarte, está por comenzar la selección y debemos dar nuestra mejor impresión.

—Me ignoro Li ¿Qué hace aquí? El odiaba esto, me dijo que prefería morir de hambre o ser enterrado en las minas antes de participar. No entiendo.

—Lo importante es que estoy contigo y tenemos que dar el siguiente paso.

—Está bien, está bien, me recuperare solo dame un momento para tomar aire.

—Estaré aquí si me necesitas, no te alejes tanto.

El sol se terminaba de ocultar, me esforzaba por recuperar la compostura, el pecho no dejaba de latirme, podía asegurar que mi estomago no se relajaría. Agradecí en ese momento no haber comido nada antes o lo habría devuelto y no creo que esa fuera una gran impresión para la selección de eros.

Esto ameritaba un poco de agua, decidí sacar una botella y mojarme los labios, era mi premio por haberme mantenido firme. Me incorporé y fui a ponerme a un lado de Linar.

Este año parecían participar más personas que otros años, según recordaba. Desde mi nacimiento me designaron en este distrito a diferencia de Linar que fue transferido a sus cinco años, solo había vivido dos contiendas de eros, la primera tenía siete años, en la segunda acababa de cumplir los doce y ahora en la tercera yo participaría teniendo diecisiete, Linar era un año más joven que yo eso lo hacía apenas un candidato apto para participar, era la primera purga de eros que podíamos participar.

Cada cierto tiempo suenan las trompetas dentro del sector eso significaba; que todos los hombres del sector debían parar lo que estén haciendo salir a la calle y acostarse en el suelo para después salir las nereidas a recorrer el sector para vernos, se cree que es una manera de evaluar a futuros candidatos para participar.

Algunos hombres despiertan todos los días temprano para arreglarse y hacer ejercicio en caso de que las nereidas bajen, esperando que los vean en forma.

Últimamente las nereidas bajaban con más frecuencia que otros años, esto motivo a más de alguno a creer que podían ser seleccionados, lo que llevó a que la plaza se llenara en esta contienda. Éramos aproximadamente cincuenta hombres en la plaza, conocía a cada uno de ellos, sus hábitos, sus formas de caminar y hablar. Solamente diez de nosotros serian escogidos para participar y jugarse la vida por ganar una nereida.

Un grupo de figuras humanas comenzaron a circular la plaza, estaban cubiertos de tela blanca de pies a cabeza con máscaras negras, la melena de sus cabellos de diferentes colores era lo único que resaltaba en ellos; Roza, azul, blanco, negro. Todas las figuras portaban lanzas chispeantes; electricidad. Si alguien intentaba hacer algo o se malinterpretaba un movimiento, apuntaban su lanza y un rayo se lanzaba envolviendo a la persona con destellos, dejándola en el suelo con aroma a calcinado.

La purga de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora