Capítulo 3: "Lidiando con el otro"

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Apuesto que, si te mirases a través de mis ojos,
comprenderías el porqué de mi desprecio...
Pero también estoy seguro de que, si me mirase a través de los tuyos,
entendería el porqué de tus descontentos.

Mientras Marcus y Don Emilio viajan a lo largo del camino, el viejo no se demora en destacar las heridas del joven y este le explica todo lo sucedido en el día, desde que conoció a Atzin hasta que casi pelea con él, de no haber sido por su llegada; remarcando especialmente los pensamientos que tuvo y que acciones, piensa, podría tomar.

—Ay joven Marcus, parece que se entretuvo mucho hoy, por algo le dije que no fuera imprudente... y en cuanto a su amigo...

—No es mi amigo. —Marcus interrumpe abruptamente al mayor—. ¿No ha prestado atención Don Emilio? Seguramente el nahual piensa lo mismo de mí, tengo que aguantarlo por un mes entero antes de cambiarme con alguien más.

—Pero todo se hubiera evitado si usted no tuviera problemas con los nahuales, ¿o me equivoco? Parecía que se llevaban bien al principio, hasta le resultó atractivo ¿no?; si usted no fuera tan extremo con sus pensamientos, tal vez no habría un conflicto.

El silencio inunda el auto y al percatarse de eso, Don Emilio mira por el retrovisor a un Marcus ensimismado, mirando a la ventana con una fatiga y molestia. Ante el suceso, Don Emilio empieza a sermonear.

—Sé que es difícil para usted, joven Marcus, pero las cosas que hicieron unos pocos individuos en el pasado, no deberían encasillar a todos los que compartan características superficiales con ellos.

—Claro; mi padre no diría lo mismo.

—No debería hacerle tanto caso a su padre tampoco; no es un mal hombre, pero está mucho más herido y su corazón guarda mucho rencor. Las personas así no pueden vivir plenamente y les resulta más complicado cambiar lo que piensan.

—Bueno, es verdad que él no es el mismo desde el incidente, pero tampoco es desacertado en varios de sus consejos.

—Solo es mi punto de vista joven Marcus... Por cierto, ¿qué cree que haría si yo fuera un nahual?

—¿Pero qué cosas dice? —La pregunta desconcierta y da gracia a Marcus al mismo tiempo—. Usted no es un nahual ni tampoco puede serlo.

—Se que no soy un nahual, pero la pregunta trata de que si lo fuera; ¿me seguiría dando el mismo trato?

—Usted... —Marcus piensa detenidamente, no sabe que responder—. Usted es de confianza, me lo mostró desde que era pequeño; tal vez si fuera nahual no dudaría de usted.

—Es ese "tal vez" de su respuesta lo que me preocupa, joven Marcus —suspira el mayor con algo de inquietud en su rostro—; ah, y tengo que advertirle que no le cuente a su padre que su jefe le asignó a una persona nahual ni que lo golpeó. Puede que haga un escándalo, tomando en cuenta que Julián y él fueron una vez compañeros.

—Espere, eso ultimo ¿es en serio? —cuestiona Marcus, realmente sorprendido—. Julián se ve más joven que mi padre.

—Claro que sí es en serio; usted solo diga que las heridas fueron por la pelea contra los prófugos.

—Ah claro, gracias, Don Emilio.

—Y una última cosa joven. —Don Emilio asevera su voz y provee un último discurso—. Usted ahora es un Agente del IPCEN, debe proteger a los humanos y nahuales por igual, ¿cree poder cumplir con eso a pesar de sus prejuicios?

—Por supuesto que lo haré, no hay quien no merezca que lo salve; ya sea nahual o humano. —Asegura sonriendo con tal confianza y determinación que calma a Don Emilio, por lo pronto.

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