Capítulo 4: "Un paso a la vez. Parte 1"

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A veces las cosas resultan como una canción improvisada,
llena de altos, bajos, tonadas perfectas y errores.
Pero dime, ¿eres de los que bailan al escuchar la tonada
o eres de los que se sientan pensando en las cosas peores?

Es un nuevo día, una nueva oportunidad para los jóvenes. Marcus se levanta desde muy temprano en la madrugada (por ahí de las 6 am) para aprovechar cada hora en su entrenamiento, organizarse, comer, leer unos cuantos libros y bañarse; todo antes de que sean las 11 am, la hora a la que Don Emilio lo lleva a trabajar al IPCEN, ya que su turno empieza a las 12 am. Paralelamente; Atzin se levanta a las 11 am con apenas una hora para comer, ver series y prepararse antes de irse ya que comparte turno con Marcus; afortunadamente, Atzin puede llegar caminando al edificio de IPCEN rápidamente.

Marcus en el camino al trabajo, habla con Don Emilio sobre cómo mejorar su convivencia con su compañero Nahual.

—Tal vez pedir disculpas sea una buena opción ¿no cree joven Marcus? —recomienda el conductor.

—¡Ja! Buena esa, como si tuviera algo por lo cual disculparme.

—Joven, no estoy de broma y ¿está seguro de que no le debe disculpas?

—Bueno, posiblemente le deba una por varios de mis comentarios que pudieron no ser adecuados...

—Y... ¿Qué más?

—También porque pude haberlo provocado para que peleásemos...

—¡Jo! No me diga, y, ¿qué más?

—Ay por favor, es todo lo que hice.

Don Emilio mira directamente a los ojos de Marcus por el retrovisor, pero en vez de la mirada gentil que siempre tiene, ahora su vista se afila con voluntad juzgadora. Marcus no puede evitar sentir culpabilidad cada que Don Emilio lo mira así. Trata de evitarlo, pero percibe como Don Emilio lo observa sin quietud, a través de los rincones más profundos de su alma.

—¡Ah rayos! Okey; también pude haber implicado que los nahuales no son humanos. —Confiesa el chico—. Me disculparé por todo, ¿le parece bien?

Don Emilio quita el peso de su mirada de Marcus y carcajeando sermonea nuevamente.

—Por mi está todo perfecto, pero usted tiene que disculparse de corazón, no porque yo se lo diga.

—Sí... comprendo. Me salvó la vida después de todo, tal vez mi comportamiento no fue el debido.

—Bien dicho, aunque, ¿puedo remarcarle algo?

—Claro, ¿de qué se trata Don?

—Pasó mucho tiempo de su vida estudiando y analizando a los nahuales, así como las formas más eficaces de neutralizarlos, pero realmente nunca se dio la oportunidad de conocer a un Nahual como persona. Tome esto como una oportunidad para hacer un gran amigo, no solo como una para demostrarle a su padre sus capacidades.

Las palabras de Don Emilio se inculcan en el consciente de Marcus; no tiene la más mínima intención de hacerse amigo de Atzin, pero posiblemente, sea verdad en que puede conocer cómo es un nahual como persona y no solo como los percibía con su "naturaleza bestial".

—Lo tendré en cuenta, Don Emilio, gracias —Concluye sonriendo.

Pasado eso, no había mayor tema que tratar, sin embargo, Don Emilio osa explorar en una de las cosas que mencionó Marcus el día pasado.

— este chico, Atzin. Usted dijo que le pareció atractivo ¿no?

—Carajo Don Emilio, ¡no se le va ni una!

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