Capítulo 12: "Una montaña difícil de escalar"

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Cuanto añoramos cumplir metas
y superar lo insuperable,
pero la realidad nos despierta
de las formas más crueles y brutales.

Marcus se propulsa con su báculo y patea primero al cazador, quien busca cortarle la pierna, sin embargo, Atzin retira a su compañero y después asesta un puñetazo propulsado al estómago de Armando. Los dos agentes realizan una combinación de ataques mientras evaden los torpes y furiosos golpes del enemigo, apenas parece que le estén haciendo un daño real, sin embargo, persisten con mucho esfuerzo.

Armando es un monstruo a otro nivel, aún con el somnífero afectándolo tan fuertemente, sus movimientos tienen mucha potencia y puede defenderse adecuadamente. Antes, los chicos eran solo un juego para aquel amenazante hombre, pero ahora, él mismo solo puede defenderse sin capacidad para asestar daños tan brutales.

—¡Marcus! —Grita Atzin para tomar la atención del humano—. El encantamiento de Armando es "Aleación", fuera de ese, solo posee los básicos de fortificación y resistencia; puede efectuarlo sin nombrarlo.

Esa información es sumamente relevante. Marcus reconoce fácilmente los efectos que el encantamiento tiene sobre el cuerpo del portador; en resumen: Aleación provoca que cualquier parte del cuerpo de su usuario se transforme en un metal, sin embargo, la movilidad queda nulificada totalmente y de usar por un tiempo prolongado el encantamiento, hará algo rígidos sus músculos, dificultando la movilidad; además, no pueden metalizarse órganos importantes como el cerebro o el corazón, pues causaría la muerte de la persona en el primer caso o un paro cardiaco en el segundo.

—Ya veo, ¡gracias Atzin! Ahora entiendo por qué su cuerpo brillaba.

Armando se irrita y trata de cortar a Marcus, mas, el joven se posiciona atrás de él y haciendo uso de su báculo, trata de asfixiarlo, o eso parece a simple vista. Al cazador se le dificulta librarse, incluso suelta sus hachas por error, y para sumarle más problemas, Marcus transforma su báculo en grilletes que encierran tanto el cuello y manos de su adversario. Armando forcejea para librarse mientras el novato pasa ahora a abrazarlo por el abdomen, tratando de cargarlo y posicionarlo en una dirección.

—¡Atzin! ¡¿Pensaste lo mismo que yo?! —cuestiona el humano.

Al poner atención, Armando observa con nervios que el Xolo está preparando otra vez la "Cuchilla de Agua"; el cazador patalea contra el castaño para tratar de evadirla, pero Marcus se aferra al hombre como si su vida dependiese de ello; tal parece que Armando teme sufrir un daño directo. Al presenciar esto, Atzin comprende que ahora que está somnoliento, su enemigo no puede hacer el uso adecuado de su encantamiento, por lo que efectúa el ataque con más rapidez.

—¡Cuchilla de Agua! —grita el Xolo apuntando a la cabeza de Armando, evitando dañar a Marcus.

La filosa hoja es disparada mientras el cazador convierte en metal la parte superior de su cuerpo, la potencia del ataque provoca que, al impactar contra el objetivo, Marcus suelte a Armando y que sea empujado al mismo tiempo.

—¡Lo vi! ¡Le diste de lleno! —remarca eufóricamente Marcus caído en el césped.

No obstante, el cazador rompe los grilletes creados por el báculo mágico para aterrizar adecuadamente; se posiciona sobre sus dos pies, luciendo una tremenda cortada que abarca desde su hombro derecho hasta su cara, que, pese a no ser tan profunda, empieza a sangrar. Los jóvenes se ponen realmente optimistas de ver que le han hecho algo al enemigo, mas, Armando se lanza para patear al novato descuidado, arrojándolo con potencia en dirección del nahual. Atzin atrapa a Marcus en lo que Armando continúa su carrera para embestirlos, llamando sus hachas.

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