Capítulo 20: "Opciones"

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En frente el camino se fracciona,
diferentes vertientes, nos da,
sigue el que te apetezca
solo tú sabrás donde terminará.

Una vez, hallándose sentados y cómodos, inician retomando el tema de Marcus. "¿Qué tanto escuchaste?", replantea la muchacha, provocando la pena y temor por parte del nahual.

—Verás —entabla con voz empequeñecida—, llegué justo en el momento en que tú cerraste la puerta.

—Ay, escuchaste todo —concluye inmediatamente con una expresión cómica, tratando de sonreír, pero arqueando con pudor las cejas—. Lamento que hayas tenido que presenciar mi lado violento je, je.

—Nonono, no te preocupes, no lo presencié, solo lo escuché.

Tarde realiza que lo que dijo no es mejor e ipso facto, el Xolo se pone a comer a toda velocidad por la invasión que los nervios marcaron sobre su cuerpo; haciéndole gracia a la pelirroja, que apenas come por la pesadez de su anterior conversación con el agente castaño.

—Ey tranquilo, solo es broma, no hay nada de malo en que conozcas ese lado de mí, somos amigos de todos modos y tarde o temprano tenías que ver como soy al enfurecer.

—Si... eso lo tengo pensado, pero siento que no debí escuchar tu conversación con Marcus. De todos modos, agradezco que buscarás defenderme en esta.

—Es lo que hacen los amigos, aunque, lamento dejarte solo en tu misión encomendada por el señor Julián.

Atzin detiene su degustación, se pone pensativo sobre la tarea encomendada por su padre y la cree casi imposible ahora, pero "Seguirá intentando", al menos, antes de que se concrete el mes desde que Marcus trabaja en el IPCEN. Una vez cumplido el lapso, es posible que el humano se cambie de compañero, como les sugirió el jefe.

—Espero poder lograr cambiar su percepción de los nahuales antes de que se acabe el tiempo, pero si te soy sincero, no me molestaría cambiar de compañero.

—Te entiendo estimado Xolo, te entiendo.

—Por cierto —encuadra con desconocimiento el joven—, ¿estás segura de que dejarás a Marcus de lado?

—Definitivamente —responde con severidad—, mientras él siga manteniendo esa nahualofobia, no puedo sentirme bien y solo me enfurecería al considerar además a mis seres queridos —señala, además—; como sea, también es una pequeña prueba de mi estrategia.

—¿Estrategia?

—Si, verás, cuando a una persona se le es negado algo, por simple curiosidad buscará obtenerlo. Ahora, si se trata de algo que esa persona ya quería, cuando se lo quites, querrá tenerlo de cualquier modo. Así ideé que cortar por lo pronto mi amistad con Marcus, le hará reflexionar que, en efecto, su discriminación aleja y hiere a las personas. Si quiere recuperar mi amistad, ahora intentará activamente cambiar, es la única solución viable.

—¿Eso no es... manipulación?

—Lo sería si lo forzara a cambiar su visión amenazándolo con dejarlo, pero como escuchaste, ya corté mi amistad con él. Ahora solo queda como su trabajo el pensar si quiere o no recuperar nuestra amistad; si cambia para bien y logra dejar todos esos pensamientos horribles atrás, supongo que consideraré ser su amiga nuevamente; y estoy segura de que él sabe eso.

—Redujiste sus opciones por decir así. Tal vez de ese modo tenga mayor facilidad en completar mi misión.

—Tampoco te presiones, si no lo logras, descuida, al menos lo intentaste. Y después de todo, tendré que necesariamente continuar supervisándolo; aunque no logres cambiar su punto de vista de los nahuales, impediré que este se vuelva más extremista.

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