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"Oh, oh, sí".
Coy se apresuró a sacar el dinero del bolsillo y lo puso sobre la mesa. Ashley, que comprobó la cuenta que traía la empleada, sacó la tarjeta y se la devolvió. Coy sintió que su corazón palpitaba al marcar el 20% de la propina en la cuenta.
La propina es más que la cuenta del almuerzo.
A Coy, que hasta ahora sólo recordaba haber comido en un restaurante con propina, se le aceleró el corazón de sorpresa. ¿No es un desperdicio que Ashley dé tantas propinas?
"Oye, ¿dónde vives?"
Finalmente, Ashley, que no podía esperar a salir del restaurante, respondió a Coy, que se dirigía al coche que había aparcado.
"Disculpa".
Coy, que siguió la dirección que señalaba con la punta de los dedos, se quedó helado. Se trataba de un enorme pueblo de ricos, con guardias que custodiaban la entrada, y todo el lugar llevaba más de tres horas en coche, donde Ashley Miller vivía era la mansión más grande y vistosa en lo alto de la colina.
Por eso da tantos consejos como si nada.
Ashley le dijo a Coy, que había perdido su alma.
"Si fueras una chica, te acompañaría a casa, pero..."
Coy sacudió la cabeza apresuradamente, después de un borrón deliberado.
"No, está bien. Terminemos aquí".
"Sí, por supuesto".
Coy se apresuró a agarrarlo mientras intentaba darse la vuelta, como si hubiera esperado.
"Oye, deberías darme tu dirección de correo electrónico".
"Oh, sí".
Ashley hizo una pausa, asintiendo y extendiendo la mano.
"Dame tu teléfono".
"¿Oh? Sí".
Cuando le entregó accidentalmente su móvil, golpeó hábilmente el teclado y se lo devolvió a Coy.
"¿Ni siquiera usas la contraseña?"
"No hay nadie que vigile".
Coy levantó la vista tras comprobar el número de teléfono y la dirección de correo electrónico de Ashley. Naturalmente, pensaba que era el turno de Coy, pero Ashley no parecía tener ninguna intención de entregar su teléfono.
"Envíame tú primero un correo electrónico. Yo te enviaré una respuesta después. Está bien, ¿verdad?
"Uh"
Sintió algo extraño, pero no tenía nada que señalar. En cambio, Coy dudó y asintió.
"Sí".
Antes de que llegara de nuevo el momento incómodo, Coy sacó el tema por primera vez.
"Entonces, adiós, Ash. Te enviaré un correo electrónico".
Ashley hizo una pausa al darse la vuelta, después de un breve saludo. Mirando a su alrededor, volvió a mirar a Coy.
"¿Dónde está tu coche?"
"Oh."
Sólo entonces Coy se dio cuenta del significado de su acción, así que soportó sentirse avergonzado y respondió.
"Ese es el que he montado".
Al final de la mirada de Ashley, que siguió la mano de Coy, sólo había una vieja bicicleta tirada. La brecha después de eso fue sólo unos segundos, pero Coy de alguna manera parecía haber mirado en la cabeza de Ashley.