Capitulo 9

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"¡Oh, no, para!"

Gritó Coy con urgencia. Su mente daba vueltas y vueltas. Había que sacarlos y zafarse de alguna manera, pero la otra banda seguía sujetándolo, así que no podía dar un paso.

"¡Les he dicho que paren, todos fuera! Dejen todo y váyanse".

"Maleducado".

Fue cuando el tipo que sujetaba a Coy, le agarró del cuello.

"Espera, suéltalo".

El tipo que agarró a Coy por el cuello, ante la repentina interrupción de Nelson, se vio obligado a bajarlo. Nelson se acercó a él mientras se tambaleaba violentamente y Coy se detuvo torpemente.

"Oye, ¿qué has dicho?"

El cuerpo de Nelson, que venía de un paso a otro, parecía más grande que de costumbre. Coy retrocedió sin darse cuenta. Tenía que detener a cualquiera que sonriera a su alrededor, a cualquiera que comiera bocadillos de la vitrina o a cualquiera que estuviera cogiendo granizados de la máquina, pero Nelson era el único que entraba ahora en la vista de Coy.

"¿Qué has dicho? ¿Qué?"

Preguntó Nelson con sarcasmo. Se puso a revolotear mirando a Coy, que no podía abrir la boca. Nelson, que sonrió a Coy con los ojos muy abiertos y temblorosos, empujó con fuerza su hombro con ambas manos.

"Eh".

"¡Ah!"

Nelson empujó a Coy hacia atrás, que se alejó dando tumbos.

"¿Qué? ¿Parar? ¿Vas a salir?"

Nelson, que volvió a empujar a Coy, lo agarró por el cuello de la camisa, que se balanceaba con una mano. Nelson, que puso su cara en la de Coy, que se alejó tal cual, apretó los dientes con una mirada feroz.

"¿Cómo te atreves a darme órdenes? Idiota, no conoces el tema".

"Ugh. Ugh."

Coy luchó por zafarse de sus manos, sofocado, con lágrimas en los ojos. Sin embargo, Nelson no se movió, mientras se quedaba sin aliento. Coy jadeó y lo miró con lágrimas en los ojos. Nelson sacó la barbilla y le miró con fiereza. Como si no pudiera hacer nada. Al mirar esos ojos, Coy sintió, de repente, resentimiento.

"¡Para, hazlo! Hazlo, no has pagado, has estropeado la tienda, tú, un ladrón. ¡Todos ustedes, ladrones, ladrones!"

"¿Qué?"

La voz de Nelson se elevó. Las venas le brotaron en la frente, y sus grandes palmas se levantaron. Coy cerró los ojos con fuerza, mientras estaban a punto de abofetear su mejilla de inmediato.

En menos de unos segundos, innumerables pensamientos cruzaron su mente. ¿Y si me desmayo después de recibir el golpe? ¿Cuándo terminan de limpiar? ¿Cuántas cosas se han llevado estos tipos? ¿Saldrá de mi paga semanal esta semana? ¡Prefiero que me golpeen y no abrir nunca los ojos...!

Fue cuando pensó hasta ahí. De repente, el timbre sonó con fuerza. Alguien está aquí.

¿Invitado? pensó vagamente Coy, pero el momento de dolor sólo se retrasó un poco. No hay nadie que le ayude en esta situación. Si ve esto, está seguro de que va a estar sorprendido.....

"¿Qué están haciendo todos?"

¿Qué?

Coy se sorprendió por la repentina voz fresca. El entorno se quedó en silencio al instante. Mientras abría con cuidado sus ojos fuertemente cerrados, Coy se preguntaba si sería posible. Pensaba que probablemente sólo había una persona en el mundo que pudiera emitir una voz tan refrescante, pero no tenía sentido de la realidad.

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