Capítulo 10

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Después de mi vuelta a Nueva York, me encontraba en el despacho junto a mi padre, donde le informaba de todo lo que averigüé durante la fiesta. Sus ojos me miraban atentos a cada palabra que salía de mis labios.

—Él mismo me ha confirmado que abusó sexualmente de Mackenzie.

—Lo que nos lleva a que nuestra teoría era cierta.

—Así es —le respondí—. Pero lo que falta por saber es cómo Iván aparece en ese círculo.

—Y para eso eres tú la indicada. Tendrás que acercarte a él, tal y como acordamos.

—Lo sé, pero tampoco es tan sencillo, apenas intercambié palabra con él en la fiesta, y sospecha algo.

—Busca la manera de acercarte a él y evitar que sospeche de ti.

—Está bien, haré lo mejor que pueda.

Asintió y salió de mi despacho. Un mensaje saltó a la pantalla de mi móvil. Lo desbloqueé y era un mensaje de Marc Black.

«¿Cómo cojones habían conseguido mi número de teléfono?»

Leí su mensaje, me invitaba esta vez, bueno a mí no a Maddie Walker, a una fiesta junto a un par de amigos, entre ellos Iván, a un local cerca de aquí, necesitaba mi confirmación cuanto antes, así que en seguida le respondí con un claro sí. De inmediato me levanté de la silla de mi escritorio y fui hasta el despacho de mi padre.

—Ey —me detuvo Olivia a medio camino— ¿dónde vas tan deprisa?

—Luego te cuento. ¿Has visto a mi padre?

—Está hablando con Eric en su despacho.

—Genial, gracias —me despedí de ella con una sonrisa.

Toqué suavemente a su puerta y me concedió el paso.

—Adelante —contestó.

—Hola papá, siento interrumpir.

—Tranquila, yo ya había terminado —contestó Eric—. Luego seguimos hablando, señor.

Mi padre asintió y Eric se marchó cerrando la puerta tras él.

—¿Qué ocurre?

—Me acaba de llegar un mensaje de Marc Black.

—¿De Marc?

—Sí, no tengo ni idea de cómo ha conseguido mi teléfono, pero lo importante no es eso, sino que me ha invitado a una fiesta con unos amigos, incluido Iván.

—Eso es estupendo —contestó mi padre—. Pero, tienes que ser cuidadosa, ya sabes cómo son todos ellos.

—Lo sé, no te preocupes por eso, llevaré mi arma en mi cartera por si ocurre algo.

—¿Y sabes cuándo será?

—Aún no.

—De acuerdo. Me alegra que vayas progresando más deprisa respecto al caso.

—Gracias papá —le sonreí.

—Nos vemos más tarde. Cierra la puerta al salir por favor.

Hice lo que me ordenó y volví de nuevo a mi despacho, no sin ser interceptada por Olivia.

—Tienes algo que contarme ¿no? —Dijo con una sonrisa de lado a lado sobre su precioso rostro.

—Supongo, aunque no debería, sabes que es confidencial.

—Oh vamos, ¿ahora te vas a hacer la estirada?

—Está bien —bufé—. Mi padre quiere que me acerque a Iván para así poder obtener mejor la información.

—¡Genial! —Exclamó, pero enseguida notó en mi rostro mi clara decepción—. ¿Cuál es el problema?

—No sé si estoy haciendo bien en eso de involucrarme demasiado en la vida de Iván. Sí, el caso está relacionado con él, pero aun así no sé —suspiré.

—¿Desde cuándo mezclas los sentimientos con el trabajo?

—No estoy haciendo nada de eso, eso solo que... Da igual, mi padre tiene razón.

—Como quieras, pero ya sabes que puedes contar conmigo siempre —sonrió dulcemente.

—Lo sé —le di un abrazo y me alejé de ella.

Avancé el pasillo hasta llegar a mi despacho, agarré mi bolso y salí del edificio para dar una vuelta y aclarar mi cabeza. El mensaje de Marc confirmándome la dirección y el día me animó a seguir adelante y hacerle caso a mi padre. Regresé a mi apartamento con el conjunto que llevaría esta noche para aquella fiesta. Se trataba de un vestido negro corto, me llegaba por la mitad de mis muslos. Decidí complementarlo con unas botas altas también negras. Dejé la bolsa en una esquina de mi dormitorio y fui directa al cuarto de baño para ducharme y prepararme para la fiesta. Me vestí y me peiné, tan solo me faltaba maquillarme y ponerme algún que otro complemento, lo que no me llevó más de quince minutos para estar completamente lista. Me puse las botas y escogí un abrigo largo del armario, agarré mi cartera y comprobé que mi arma estaba cargada antes de meterla. Cerré la puerta tras de mí y anduve hasta el lugar. El local se encontraba justo en la calle en la que nos cruzamos por primera vez, creo recordar que él salía de allí cuando nos chocamos. Unas enormes letras de neón rojo revelaban su ubicación. Empujé la puerta y entré.

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