Strange Soulmate [Lunter]

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Burbujas de felicidad
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Acostada en su cama, sintiendo la tristeza cubriéndole con sus mantas frías como el invierno, sus lágrimas caen de costado así como su cuerpo en la cama.

Esta vez no podía ser fuerte, esta vez la burbuja explotó y la realidad se vuelve más cruda, más dolorosa a lo que estaba acostumbrada. Ahora tiene miedo, miedo de perder lo poco que le sacaba de la crueldad del mundo.

Seguía siendo débil, tan débil que no puede salvar a su padre, tan débil que ahora no sabe como decirle a su novio que siente que su corazón murió el día de hoy, no puede decirle por qué no quiere arruinar la poca paz mental que él consigue al estar con ella.

Y le duele, le duele no poder decir nada y dejar que su tren del pensamiento sea una desastre descarrilado. Pero,más aunque no quiera aceptarlo, este es su papel, ser el personaje amable de una novela visual, aquel que evita sufrir.

El primer sollozo aparece, necesita un abrazo.

«Tengo un tumor maligno que ha llegado a la parte superior del núcleo de mi cerebro»

Segundo sollozo, su garganta se siente caliente y el nudo ahí se hace peor.

«No hay cura, decidí no tomar la quimioterapia»

Tercer sollozo, su celular suena. No quiere contestarlo, quiere estar sola; sola siendo consiente de que sus padres están en la sala preguntándose qué si fue lo correcto decirle, sola con sus pensamientos difusos.

Es entonces cuando aquellos sollozos se vuelven temblores, temblores que calma abrazándose así misma y colocándose en posición fetal mientras más lágrimas salen de sus ojitos cerrados, mientras intenta parar sus mocos ocasionalmente con su blusa empapándola con esos fluidos.

—Me quiero morir...

Admite, se desgarra admitiéndolo cuando en realidad no quiere morir pero prefiere eso a el dolor que siente ahora.

No quiere estar sola pero no quiere molestar a nadie.

—Mi luciérnaga— escucha a su padre, él no abre la puerta pero ella sabe que ganas no le faltan.

Y su corazón se rompe más, está preocupando a su padre en vano, no quiere que él se sienta peor debido a su tristeza, tristeza que ella no puede controlar.

Ahoga sus sollozos mordiendo la palma de su mano pero las lágrimas continúan cayendo.

—te llevaré a descansar, ha sido un día muy duro— la voz de su madre suena amable pero es su don de enfermera, suavizar el dolor de los pacientes con amabilidad pese a sentir lo mismo que ellos.

—Quiero hablar con ella antes... por favor.

El silencio se hace presente, escucha el suspiro de su madre seguido del crujir de la madera al abrirse la puerta, ella intenta secar sus lágrimas y fingir estar dormida pero no lo logra "papá y mamá" han descubierto las lágrimas silenciosas de su hija.

—Ay mi amor...

Intento decir que «no era nada» pero aquellas palabras no salían, no podía articular ningún tipo de palabra bien y eso dolía a un más, solo pudo llorar hasta sentir que era envuelta en dos pares de brazos, brazos con un calor familiar.