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Horas antes.

Lucy llegó a la escuela con unas ojeras increíbles por no poder dormir en toda la noche. Pero cómo hacerlo, si no dejaba de darle vueltas al mismo tema de Natsu sin poder tener una respuesta correcta. Y aunque escribir en su libreta le ayudó a despejar su mente por un instante, no contribuyó demasiado, ya que encontró algunos escritos que mencionaban a Hibiki y su ánimo decayó abruptamente.
De alguna manera sentía que había traicionado al rubio por haber besado a otra persona, y ni qué decir de la culpabilidad, pues estaba experimentando una sensación terrible con el hecho de que ella podía seguir adelante y rehacer su vida como si nada mientras su ex amante estaba encerrado en prisión.

A pesar de que el beso había despertado emociones que nunca antes había probado, una parte de ella no le dejaba disfrutar del todo debido a que no lo consideraba correcto, mucho menos justo.

Cómo era de esperarse, sus amigas no tardaron en advertir este comportamiento y la abordaron enseguida.

-¿Qué sucede, Lu? ¿Por qué la cara larga? -preguntó Levy, una vez concluyó la clase.

La rubia no estaba muy segura si revelar sus dilemas, pero tampoco tenía una excusa para evadir la interrogante.

-Es solo que no dormí nada bien y estoy un poco cansada -respondió haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia.

Su mejor amiga la observó sin estar muy convencida, sin embargo no dijo nada. En cambio, Mirajane pudo percibir algo más, no obstante, ella no quería presionar a la rubia ya que estaba segura de que les contaría sus preocupaciones cuando estuviera lista.

-No te preocupes, Lucy -tomó su mano y le sonrió comprensiva-, no tienes que explicarnos nada ahora, aquí estaremos siempre que lo necesites -le mostró su apoyo para que se sintiera más en confianza.

La rubia estuvo a punto de soltar una lágrima de no ser por las sonrisas amables de sus amigas, y no quería que se preocuparan más por ella. De hecho, cayó en cuenta de que ellas siempre estuvieron a su lado a pesar de guardarles tantos secretos e intentar alejarlas. No las merecía. Aún más importante, no deseaba que la misma historia se volviera a repetir por su culpa, después de todo, ya había comprobado que no podía hacer todo por su propia cuenta.

-La verdad es que si tengo algo que decirles...

Posteriormente pasó a explicarles lo que sucedió el día anterior y todas las dudas que se le habían acumulado después de aquello. Al principio ambas chicas se mostraron sorprendidas al escuchar la anécdota, pero inmediatamente se alegraron y mostraron toda su disposición para ayudar a la rubia.

-Oh, Lucy. No tenía ni idea de toda la carga que estabas soportando -comento la albina mientras abrazaba a la susodicha de manera dramática.

-Mira tiene razón, debes dejar de guardarte las cosas solo para ti -la reprendió Levy.

-L-lo lamento, chicas... -musitó Lucy entre apenada y asfixiada por el abrazo de su amiga.

-Por lo menos ya es un avance que hayas decidido confiar en nosotras esta vez -añadió Mirajane y la peli azul asintió.

-Bueno, hablando del tema -intervino la bajita-; es normal que te sientas culpable por la situación, ya que no has tenido oportunidad de sanar del todo y cerrar ese capítulo en tu vida.

-Pero es que... Temo olvidar -masculló la rubia-. Temo olvidar porque entonces eso significaría que mí amor por él nunca fue real cuando sí lo fue.

-Nadie duda de la veracidad de tus sentimientos, Lu, pero tienes que seguir adelante. Sé que no es justo lo que le pasó a Hibiki, pero recuerda que lo hizo por ti, no dejes que su sacrificio sea en vano.

Mi gran debutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora