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Sentado en la acera frente a la mansión, Rogue procedió a contar qué es lo que planeaba Sting para librarse de la correccional, más su relación con Lisanna y porque estaban colaborando juntos.

Levy, quien escuchó con atención toda la historia, refunfuñó con los brazos cruzados y empezó a dar vueltas impacientada mientras Gajeel trataba de tranquilizarla.

No se podía creer que Lisanna era en realidad la hermana menor de Mirajane.

Todo este tiempo la albina menor estuvo fingiendo ser otra persona; ignorando a su propia hermana para poder encajar en la escuela. Pero quizás lo que más le indignaba era el hecho de que Mira jamás les contó nada al respecto.

-Es increíble. No puedo creer que Mira y Lisanna nos estuvieron engañando -espetó la peli azul-. Y ahora no sé con cuál de las dos estoy más enojada.

-Y eso no es todo. Presiento que no es una casualidad que todo el séquito de Sting se encuentre aquí está noche, aunque me temo que no sé la razón exacta -añadió Rogue.

-Eso es lo de menos. Por el momento necesitamos informar de esto a todos -comentó Gajeel, así que sacó su teléfono, pero ninguno de sus amigos contestó-. Que extraño, se supone que estaríamos en contacto.

-Tengo una idea -mencionó Levy, un poco más calmada.

-¿De qué trata? -preguntó Rogue, a lo que la peli azul sonrió malévola.

-Prepárate, amigo. Cuando ella hace esa cara es porque se le ocurrió algo realmente grande -repuso Gajeel con orgullo.

[...]

Erza parpadeó un par de veces confundida.

La última vez que habló con Jellal, éste le dijo que necesitaba tiempo y espacio, y que no era por ella, sino por él.

No obstante, el muchacho estaba ahí, parado en frente de ella en uno de los momentos más inoportunos posibles.

-¿Qué es lo que haces aquí? -demandó la pelirroja.

-Quería hablar contigo en persona y supe que está noche habría una fiesta, y sé que no te gusta perderte ninguna -respondió Jellal con las manos en los bolsillos.

-No tengo tiempo. Estoy haciendo algo realmente importante, así que si me disculpas... -hizo ademán por marcharse, sin embargo, Jellal la tomó del brazo impidiendo que avanzara más.

-Erza, sé que no he sido muy claro contigo. Pero está vez te aseguro que tengo una respuesta para ti -imploró el muchacho.

La pelirroja debatió su mirada entre el chico de cabello azul y Gray, quien aún seguía cautivo entre los brazos de Juvia.

Por mucho tiempo esperó el momento en el que el chico que le gustaba por fin se decidiera, pero ahora realmente no era el momento adecuado. Así que si había esperado por tanto tiempo podría esperar un poco más. Sin mencionar que, si de verdad Jellal quería hablar con ella, entonces él tendría paciencia, tal como lo hizo ella.

-Si de verdad quieres un minuto de mí tiempo, entonces tienes que ganártelo. Ayúdame a separar a Juvia de Gray -ordenó Erza.

Jellal no musitó palabra. Aun así, su mirada llena de esperanza casi provoca que la pelirroja abandone su raciocinio y se lance a sus brazos.

Casi.

Jellal se acercó a la pareja y tomó a la peli azul de la cintura, arrancándole del torso de Gray casi sin ningún esfuerzo.

Cuando el azabache estuvo liberado, soltó una gran bocanada de aire, como si lo hubieran estado asfixiando.

Eso fue más rápido de lo que Erza esperó.

Mi gran debutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora