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Fueron unos meses muy tranquilos para Lucy.

Después del drama de la fiesta las cosas parecieron calmarse en su vida; la rivalidad entre Saberthooth y Fairy Tail mermó sus llamas al dictarse la sentencia de los estudiantes que lastimaron a Freed, Jet y Droy: servicio comunitario. Y aunque muchos no estuvieron muy contentos, era mejor que nada. A Sting ya no se le veía mucho por la ciudad, se rumoreaba que le habían impuesto un castigo por haber causado tantos problemas. Y en cuanto a sus amigos... Tras haberse enterado de que Lucy volvería al Internado, hicieron lo posible por hacer que sus últimos meses fueran inolvidables. Mira, Levy y ella se prometieron no más secretos; Gray se convirtió en un gran amigo al que podía hablarle de lo que sea; descubrió que Erza tenía un lado sensible; peleó con Gajeel incontables veces por el apodo de coneja que le había puesto, y río a carcajadas por su voz desafinada en el karaoke; compartió su amor por los libros con Freed, y se sorprendió de lo divertidos que podían llegar a ser Laxus, Bikslow y Evergreen.

Y en cuanto a Natsu...

Llevaron su relación a escondidas de sus padres por obvias razones, pero eso no impidió que se demostraran todo el amor y cariño que sentían el uno por el otro. Con él podía ser ella misma, con sus defectos y virtudes. Y Natsu sentía que Lucy sacaba lo mejor de él.

Fueron unos meses colmados de felicidad, amor y amistad.

Hasta que su madre decidió reanudar el baile de debutantes.

No había nada que hacer para impedirlo, prácticamente ya todo estaba preparado, exceptuando el hecho de que Lucy no quería ir con Loke, aunque tampoco quería provocar la furia de Layla llevando a Natsu como su acompañante. Se sentía terrible por él, ya que tenía que soportar una relación secreta sólo por los prejuicios irracionales de sus padres. Sin embargo, ya que el semestre estaba por culminar, y era un hecho irrefutable su partida de Fairy Tail School... quizás un último acto de rebeldía no estaría tan mal, total, ya no la podían castigar de  peor manera.

-¿Estás segura de esto? -le preguntó Natsu, sentado al lado de ella en una de las mesas del patio de la escuela.

-Totalmente, es lo mínimo que puedo hacer para demostrarles a ellos que no pueden controlan más mi vida.

-¿Y cómo piensas hacer para que tú madre no se de cuenta?

-Le haré creer que Loke sigue siendo mi pareja, pero en el baile, al momento de ser nombrada y tenga que bajar por las escaleras, tú aparecerás en su lugar y bailaré contigo.

-Me parece una idea excelente -le sonrió como sólo él sabía y se inclinó para depositar un pequeño beso en sus labios.

Al terminar las clases, se despidieron y cada quien fue por su lado para que Layla no sospechara. Y cuando Lucy arribó a su casa, se encontró con la otra rubia revisando un par de papeles mientras otras personas se aglomeraban a su alrededor para esperar su aprobación.

-Oh, Lucy, llegaste. Tengo que hablar contigo -se quitó los lentes con los que estaba leyendo y condujo a su hija hacia una habitación vacía, cerró la puerta, y cuando finalmente estuvieron a solas, soltó la noticia-. Loke no podrá ser tu acompañante para el baile.

-Oh. -Lucy no sabía exactamente qué decir, pues era un alivio no tener que aguantar a Loke, pero el hecho de que él se ausentara significaba que Layla ya había elegido a alguien como su remplazo y no sabía qué esperar.

-Sin embargo, logré conseguir a un sustituto que está bien cualificado -se tomó de las manos-. Ha cometido algunos errores, pero ha trabajado demasiado duro para enmendarlos, y ahora está completamente reformado.

-Mamá, por favor, ve al grano.

-Seguro lo conoces, su nombre es Sting Eucliffe.

El mundo se le cayó a los pies.

Mi gran debutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora