El niño que fue querido

Fénix

Pov. Hadrian

-“aún no entiendo como papá puede secundar este comportamiento auto suicida” fue lo que dijo Tom ayer cuando llamó- dijo el abuelo Newt risueño.

-Tomy se parece mucho a papá, él también me dijo lo mismo cuando salimos del despacho del abuelo- el abuelo Newt soltó una pequeña risita mientras asentía con la cabeza.

Estábamos dentro del bosque Wong buscando lo que había provocado los incendios, cuando lo encontráramos iríamos a donde esta el árbol. El abuelo Newt dijo que no era la primera vez que los muggles reportaban estos incendios al parecer en distintos lugares se había visto a la misma ave, el abuelo cree que es un fénix lo cual estoy muy de acuerdo lo que si no esta seguro es el tipo de fénix.

Seguimos caminando en silencio escuchando los sonidos de alrededor para poder percibir el aleteo de un ave o el crepitar del fuego. Durante este tiempo no nos hemos separado ni un momento ya que el bosque no era muy seguro con eso de que hay criaturas por doquier y algunas más peligrosas que otras lo mejor era ir en grupo o en este caso con un experto en el tema.

-tal parece que el árbol quería ser el primero en ser encontrado- dijo el abuelo Newt llamado mi atención.

Frente a nosotros se alzaba un enorme árbol, sus hojas eran de un extraño color entre azul, verde y turquesa mientras que las ramas y el tronco eran de tono marrón con líneas negras. Las hojas eran las más importantes ya que estas tenían los componentes sanadores pero al ver su estado y que algunas de estas se encontraban tiradas en el suelo jamás habían sido utilizadas por los magos.

-el miedo te detiene- susurre. Una hoja cayó al suelo pero no estaba completa  tenía algunos agujeros adornando esta, alce mi vista hacia una de las ramas, un ave algo grande, hermosa y de distintos tonos de rojo, naranja y amarillo descansaba en una de estas pero había algo diferente en ella, se notaba muy cansada, delgada y sus ojos carecían del brillo inocente que habitaba en cada uno de los animales.

-es el Fénix dijo el abuelo Newt- pero esta enfermo, lo mejor será llevarlo a la escuela para darle atención adecuada- saco de su maleta un pequeño encendedor y lo prendió, la llama era pequeña pero aun así era cálida.

-¿Para que?- pregunte señalando el objeto.

-la temperatura del fenix es baja como puedes ver las plumas en sus alas no están del color adecuado si no más opacas por lo que su temperatura no es la optima. Aunque el encendedor lo atraerá y le dará un poco de calor no es una cura definitiva- alzó el encendedor hacia donde se encontraba el fenix llamando su atención, el ave quiso acercarse pero por alguna razón no podía bajar del árbol solo agitaba una de sus alas con rapidez- puede ser que una de sus alas esté herida.

-¿Cómo lo bajaremos?

-no quiero utilizar un hechizo en el porqué podría lastimarlo aún más- dejó el encendedor apagado a un lado- pero no encuentro alguna forma de bajarlo sin tener que subir al árbol- será posible

-puedes ayudarme- sisee- el ave que esta en una de tus ramas se encuentra lastimada, la queremos bajar pero no encontramos algún modo de hacerlo sin utilizar magia ya que no queremos lastimarla más de lo que ya está. Podrías de alguna manera ayudarnos a bajarla para poder sanarla- pedí. No estaba seguro si esto iba a funcionar pero tenía que intentarlo.

Las líneas negras del tronco se iluminaron y una extraña burbuja apareció rodeando al fénix bajándolo de la rama, hasta que estuvo lo suficientemente cerca de mis manos la burbuja desapareció.

Con mucho cuidado cargué al ave entre mis brazos, no quería asustarla y que se lastimara más de lo que ya estaba al intentar escapar. El abuelo tenía los ojos muy abiertos, estaba impresionado y a la vez feliz.