¿Dragones?

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Los días fueron pasando hasta que por fin llego el día de la primera prueba, estos días fueron muy agobiantes ya que nos las pasábamos entre clases y aprendiendo hechizos para lo que sea que fuera a pasar. Los encargados del torneo habían mencionado que ya no podían cambiar las pruebas porque eso tomaría más tiempo y no se que más se inventaron para encubrir a la cabrá loca y sus exigencias.

Draco y yo aun no hablábamos, el me evita en cuanto me ve, le pregunte al tío Sev  pero el tampoco sabe porque hace eso, me dijo que solo lo dejara pasar, que tal vez tenga muchas cosas en que pensar y que aun no esta listo pero siento que no es así, solo me evita a mi y a los demás no, con Theo, Ron y hasta con Tomy platica normalmente, sus amigos de Hogwarts vienen cada día para verlo y el los acepta, pero encanto me ve o ve que quiero hablar con el solo se va de la habitación ignorándome.

Cada vez que hace eso siento un hueco muy grande en mi pecho que solo se agranda conforme más me rechaza, se que me equivoque y ya le pedí perdón muchas veces e incluso le traje sus chocolates favoritos pero aun así no funciona.

Incluso el tío Lucius y el tío Remus me ignoran, no fue mi intención que esto pasara y que tampoco Draco despertara de esta forma pero no pude evitarlo, se portaba diferente a como era antes e incluso actuaba extraño, en verdad no quise que esto pasara a mayores pero que más puedo hacer para que me perdonen.

¿Será lo mejor dejar de intentar? ¿Podré olvidarme de Draco?

-ya es hora Hadrian- llamo el tío Sirius, solo asentí con mi cabeza y lo seguí. Desde ese día ya no me ha dicho ahijado o incluso cachorro. ¿Qué fue lo que hice mal?

Llegamos a una tienda grande en donde se encontraban todos los campeones, no quise hablar con nadie y solo tome asiento en una de las butacas que estaban por ahí. Supongo que los demás tampoco querían hablar conmigo porque tampoco dijeron nada. Pasaron veinte minutos hasta que uno de los ayudantes en el evento entró, traía consigo una bolsa algo grande, nos pidió que nos acercáramos.

-muy bien chicos espero que estén listos para la prueba- nos saludo- bien les voy a pedir que metan la mano en esta bolsa y saquen lo primero que toquen-  nos arrimo la bolsa.

La campeona de Beauxbatons metió la mano primero, después de soltar un ligero gemido de dolor sacó la mano de la bolsa junto a un pequeño Dragón con el número uno, después siguió el campeón de Durmstrang sacando a otro dragón pero con el número tres, siguieron pasando los campeones hasta que llego mi turno, saqué a mi pequeño dragón que tenía el número seis. Al perecer era el último.

-¿Nos los podemos quedar?- pregunto Afrodita interesada en el pequeño dragón que descansaba en sus manos.

-por supuesto, ellos los eligieron como sus protectores en cuanto metieron la mano a la bolsa- dijo el encargado- bueno como pueden ver los pequeños dragones tiene un número que colocamos en sus cuerpos, por supuesto que es fácil de quitar y no fueron dañados. Esos números son los correspondientes para sus salidas. La primera prueba consiste en que se enfrentarán a la versión grande de estos dragones para conseguir un huevo de oro que colocamos en sus nidos, cuando escuchen el silbato será la hora de salida de cada uno empezando con el numero uno hasta concluir con el seis ¿Quedo claro?

-sí- respondimos al unisón.

-muy bien es hora de iniciar con la primera prueba- anunció haciendo sonar el silbato, la campeona de Beauxbatons salió siendo la primera.

Entre más pasaba el tiempo los campeones se marchaban, y los gritos de la gente se hacían más grandes. No me gustaba el ruido de la gente gritando, no se porque pasa pero siempre es así. No recuerdo mayoría de mi infancia hasta cuando mi papá me rescato, solo pequeños fragmentos me vienen a la mente y cuando intento recordar más cosas me duele la cabeza, papá había dicho que cuando era niño recordaba todo pero de un momento a otro ya no y no sabe el porqué.

El niño que fue queridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora