Cumpliendo la fantasía de mi novia en la playa

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Mi nombre es Pedro, tengo 45 y os voy a contar la fantasía de mi pareja. Su nombre es Ángela, y como su nombre indica tiene una cara angelical, de estatura media, sus labios son carnosos, su pecho es pequeño, pero bien puesto y su culo es una locura.

Todo comenzó en un viaje de verano en el que fuimos a pasar unos días a la playa. Como cada año al llegar esta época lo que más nos gusta es visitar la playa y poder darnos unos buenos baños por la noche mirando las estrellas.

Llegamos a nuestro destino a media mañana, accedimos al hotel para hacer el check-in y dejar las maletas y nos pusimos en marcha para visitar la ciudad costera.

Era uno de los días calurosos del mes de julio, eso hizo que Ángela saliese a descubrir la ciudad con un short vaquero y una blusa de tirantes rosa. Fuimos haciendo turismo andando por las calles, mirando los escaparates de las tiendas, haciéndonos fotos con los monumentos de la ciudad.

Llegada la hora de comer entramos a un restaurante con vistas a la playa y al sentarnos tuve un pequeño calentó, pues al llegar el camarero a nosotros, pude notar como éste miraba el escote de mi novia descubriendo el color de su sujetador, ya que al mirarla pude ver que la blusa de tirantes que llevaba se le había descolocado y eso había dejado a la vista parte de su sujetador. Al irse el camarero ella se dio cuenta de que su blusa estaba mal colocada y se la colocó, sin hacer ningún tipo de comentario.

Tengo que decir que ella es una chica muy pausada y muy privada, no le gusta llamar la atención y cuida mucho su aspecto físico para no pasar un aprieto y no pasar vergüenza, lo contrario a mi, a mi me encantaba que ella luciese su cuerpo y que los hombres se fijasen en ella con deseo, sabiendo que yo sería el único que la complacería sexualmente.

Durante la comida hablamos sobre los planes de la tarde y decidimos ir a la playa. Acabamos de comer y subimos al hotel a ponernos nuestra ropa de baño.

Ella escogió un bikini azulado precioso que se había comprado meses antes y quería estrenar. La parte de arriba era de tiras y la de abajo era tipo braga pero para mi suerte dejaba a la vista gran parte de su hermoso culo. Al ponérselo me preguntó si le quedaba bien ese bikini, con gran preocupación porque no estaba del todo segura de usarlo. Le miré de arriba abajo, la giré y le dije que iba radiante. Ella asintió y se terminó de vestir.

Fuimos a la playa la cual estaba llena de gente. Había gente usando las hamacas de alquiler y otra tanta gente usando sus sombrillas y otras que no tenían nada más que la toalla. Vimos un sitio en la zona media de la playa en donde pudimos ver que tendríamos un mayor hueco y comodidad de instalarnos. Colocamos nuestras toallas, dejamos las mochilas y colocamos la sombrilla. Una vez instalados, volví a mirar alrededor fijándome en quien tendríamos cerca, que tipo de personas eran. Por un lado teníamos a una amplia familia que usaban 3 sombrillas, por otro lado un grupo de tres chicas y un chico, las cuales dos de ellas hacían topless, por otro lado habían dos toallas, pero sin dueños lo cual indicarían que estarían bañándose en ese momento.

Como hacía calor, lo primero que queríamos era ir a bañarnos, así que eso fue lo que hicimos. Al salir del agua, ella se tumbó boca abajo a tomar el sol, desabrochándose el bikini de la espalda para evitar marcas y me pidió que le untara crema solar. En ese momento tuve mi segundo calentón pues al imaginar que estábamos allí entre tanta gente, pasando mis dedos por su espalda mientras untaba la crema, recorriendo su espalda por la parte lateral llegando a tocar sus pechos, imaginando que al darse la vuelta cualquier hombre podría ver sus pequeños pero bonitos pechos, me excitaba tanto. Aproveché para untarle crema también por su hermoso culo, ya que comprobé que no se había echado ella misma. Con el morbo anterior sumado a mis manos tocando su culo a mi disposición, cada vez tenía más ganas de follarla allí mismo.

Acabé de untarle la crema y me tumbé junto a ella. Después de un rato me pidió que le abrochado el bikini que se daría la vuelta, lo que le pedí que hiciese topless ya que no era la primera vez que hacía. Ella me negó con la cabeza y me dijo que ese día no quería hacerlo. Después de un par de baños más decimos irnos de la playa.

Volvimos al hotel para ducharnos y cenar. Ella se puso para la noche un vestido negro con un semi escote junto a unos tacones rojos que le hacía estar radiante. Cenamos en el restaurante del hotel y me dijo que se había quedado con ganas de playa, que había estado muy cómoda. Yo le dije que si quería podíamos ir de noche a lo que encantada me dijo que si. Dimos una vuelta por las calles cercanas y a la media noche nos dirigimos a la playa. Estaba vez casi vacía, ya que en la lejanía quedaba gente bañándose pero cerca nuestra no quedaba nadie. Salimos sin ropa de baño, lo cual tendríamos que bañarnos en ropa interior, cosa que no fue problema para ninguno de los dos.

Nos metimos en el mar y nos abrazamos. El movimiento de las olas lo acompañábamos con nuestros besos, nuestras lenguas jugando entre ellas mientras mis manos sujetaban con ganas su culo. El paso de los minutos fue incrementando la excitación, ella de espaldas a mí movía su culo contra mí. Mientras yo besaba su cuello, ella llevaba su mano por dentro de mí bañador y yo hacía lo propio por el suyo. Al meter la mano y tocarla, pude notar como sus flujos ya humedecían su sexo. Empecé a besar y morderle el cuello suavemente pero de manera intensa mientras ella seguía moviendo su mano agarrada a mi pene. Estaba entregada, yo sabía de su fantasía de tener sexo en la playa y esa noche era el momento.

Después de un rato la cogí en brazos sujetándola el culo con sus piernas abrazando mi cintura y la llevé hasta la orilla, la tumbé encima de la toalla y me puse encima de ella. Mis labios recorrían su cuello, iba bajando por él hasta su pecho y con gran deseo saqué sus tetas del bikini, dejándolas al aire. Tenía los pezones duros y empecé a jugar con ellos mientras mi cintura simulaba la penetración. Ella sujetaba mi cabeza mientras mi lengua pasaba de un pezón al otro a la vez que los mordía muy suavemente y se los pellizcaba, me encantaba ver sus pezones estirados y duros. Ella empezó a empujar mi cabeza hacia abajo, lo cual quería que mi lengua fuese hasta su clítoris y poco a poco fui bajando por su cuerpo hasta llegar a él. Me deshice de su bikini y empecé a chuparle el clitorix lentamente mientras ella empezaba a mover la cadera en círculos, presionando su clítoris contra mí. Su mano me sujetaba la cabeza mientras la otra agarraba la toalla con fuerza, señal de lo excitada que estaba.

Empecé a chuparla con más pasión, metiendo la lengua dentro de su coño y saboreando sus flujos, cada vez más rápido hasta que una de las veces con mi lengua dentro de su coño pude notar como empezaba a correrse. En ese momento mi pene se puso más duro aún pues notar esa sensación mi ponía muy cachondo. Me bajé el bañador y me acerqué a ella poniéndome de rodillas, agarró mi pene y empezó a chuparlo como nunca lo había hecho, señal del placer que estaba teniendo y las ganas de cumplir su fantasía. Lamia la punta y continuaba por todo el pene, agarrándolo con la mano mientras continuaba el movimiento de masturbarme. Le sujete la cabeza y empecé a follarle la boca de manera suave, era la primera vez que lo hacía y no sabía cual sería su reacción, para mí sorpresa no rechazó dicha acción y por el contrario, ella me sujetaba el culo para que siguiese.

Pasado un rato me dispuse a follarla, me puse entre sus piernas y muy despacio empecé a introducirla, mientras ella a su vez soltaba un tímido gemido y sus ojos se volvían en blanco. Empecé a embestirla con intensidad, cada vez que empujaba ella se mordía el labio, poniendo sus manos en mi espalda y arañando con sus uñas. Poco a poco subí el ritmo para follarla más fuerte, momento en el que ella se llevó la mano a su clítoris y empezó a masturbarse. Esa situación me ponía cachondo a unos niveles incontrolables, ver su mano masturbándose mientras la follaba me hizo embestirla hasta acabar corriéndome dentro de su coño.

Al acabar ella estaba desatada, me pedía más, no quería que su fantasía no acabase aún.

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