Cuando llegué a casa al mediodía, me di una ducha y me metí desnuda entre las sábanas de satén, donde caí fulminada en el acto.
Me desperté cubierta de sudor. Tere no había sido un sueño. El azar hizo que fuera una realidad, pero me dejó frustrada. Claro que la tuve, pero hubiese querido retenerla por más tiempo. Era la mujer que siempre soñé poseer, pero se me había escapado de nuevo. Y fue inevitable que mis manos buscasen el calor y la humedad que me provocaban estos oscuros deseos
-Estas muy callada hoy - Era la voz de Elsa, dirigiéndose a mí.
-Si está muy callada -Belén, mi compañera de despacho.
Elsa había entrado en el despacho, me miró sonriente y le entregó a ella unas carpetas, al salir pasó por mi lado y con una sonrisa asomando entre sus labios me guiño el ojo, me quedé embobada mirándola. Llevaba un vestido con falda ajustada, y como casi siempre el pelo recogido en una coleta alta... ideal para agarrarla y someterla. Ha sabido sacar la mujer mala que vivía dentro de mí... la mujer deseosa y hambrienta.
-Es verdad, estas muy callada hoy, ¿te ha ido mal el fin de semana? -soltó Belén.
-Aburrido, nada interesante para comentar -y me callé
-Te has dado cuenta cómo te ha mirado Elsa -pasados unos minutos de silencio.
-La verdad que no.
-Pues bien que te fijaste en ella.
Yo no tenía ganas de continuar con la conversación y pase mi interés en la pantalla del ordenador. Conocía a Belén desde hacía bastante tiempo, incluso habíamos coincidido trabajando en otra empresa, ahora compañera de despacho, naturalmente sabía cosas de mi vida, que naturalmente yo le había contado.
-Desde que no tiene novio, me he dado cuenta que la sobrinita del jefe te mira con unos ojitos, al igual quiere algo de ti.
-No debes burlarte de mí. Ya sabes que no discrimino a los hombres pues me he comido y me han follado buenas pollas, me gustan las mujeres que como yo, a les que apasiona la búsqueda del placer en el sexo, y actualmente disfruto más con ellas, aprovechando ya que te has referido a ella, tengo que confesarte una cosa.
-Dime, estoy ansiosa esperando oírte -dijo sonriéndome.
-Pues que en muchas ocasiones me he masturbado soñando con fantasías de placeres sexuales y tú me llenas en ocasiones estas fantasías -Lo solté de golpe para cortar, de todos modos no estaba diciendo ninguna mentira, pero mi estado de ánimos no estaba para seguir con el tema. Se encogió de hombros y puso cara de circunstancias, se levantó y colocándose frente a mí se inclinó apoyándose en mi mesa. Suspiro.
-Soy una buena amiga, y siento haberte incordiado, pero me alaga que cumplas tus desahogos pensando conmigo, tú ya sabes de mi postura sobre el tema lo hemos hablado en varias ocasiones, además tengo un marido que me llena.
Me di cuenta que Belén no quería dar por zanjado el tema y aquel intercambio empezaba a divertirme, hubiese querido levantarme y besarla, pero... Vestía una camisa de seda roja, se le apreciaban presos por el sujetador unos pechos en reposo pero vivos, unos jeans negros pegados a sus caderas femeninas pero poderosas a la vez, y un culo respingón, parecía una recién separada buscando novio.
-No, tranquila no me has incordiado para nada más bien todo lo contrario.
-Reconozco que ahora no te sigo.
-¿El cumple y llena tus fantasías? pues fantástico.
-Los dos sabemos muy bien lo que desea el uno del otro y nos lo damos.
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Relatos Eróticos
RandomPara satisfacer tus necesidades. Contenido explícito de todo tipo. Para todos los gustos. Algunos serán de mi prioridad y otro serán sacados de internet. Pueden hacer pedidos de todo tipo. Puede tener mala ortografía.