La profesora de autoescuela III

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La habitación aún no estaba iluminada con el sol de la mañana, estaba en posición fetal, apretó su cuerpo contra el mío, se movía de una manera que proporciona un placer hermoso. Me hice la dormida, si parece que duermo es mucho mejor, mientras me imaginaba que todo lo ocurrido fue un sueño.

- Buenos días -No respondí. En vez de eso, me apreté más contra ella. Aquella noche habíamos jugado más duro que de costumbre, cosas diferentes.

- Respóndeme -Sus manos me acariciaban la espalda, pasó los dedos de una mano lentamente entre mis nalgas y con la otra buscaba a tientas el baja vientre, no la detuve hasta que alcanzando mi raja, presionó provocando su abertura. Estaba disfrutando con eso y la dejé seguir. Me abandoné a este delicioso preliminar y ella se animó, me estremecí de gusto. Aquel juego me había excitado e irritado a la vez.

- Me has despertado con ganas de jugar y provocando, ahora vas a pagar las consecuencias, puedes empezar oliéndome el coño y trata de recolectar suficiente saliva para después limpiármelo, ¿qué te parece? -Susurré, apoyando mi frente contra la de ella. Cerró los ojos y suspiró mientras le acariciaba un lado de su cara.

- Bien... Pero... ¿tal vez?

- Bien... ¿qué?

- Siiii... Ama -Estaba confusa.

- Has de saber que ahora me perteneces, calla y obedece, sé una buena perra y saca esta parte perversa y viciosa que tienes.

No respondió de inmediato, acercó temblorosa su nariz para que la alegría iluminase mi rostro. Estaba atrapada por mi lujuria. La agarré del pelo, separé los muslos, pegó la boca sacando la lengua, aparte con mis dedos los labios hinchados, lamía vigorosamente hasta que de nuevo con un brusco e incontrolado orgasmo inundé su boca. Me tumbé a su lado, ataqué su boca despacio. Saboreé el gusto salado de su lengua y me deleité degustando mis propios sabores.

- ¿Estás bien?

- Estoy loca - . Asintió sonriente, levantó la cara de mi pecho y acarició mi mejilla. Las dos nos revolcamos sobre la cama dejando marcas de sudor y líquido vaginal, olía a nosotras a SEXOOO!!!

- Tengo que ir al baño, no quiero mojar la cama -dijo de pronto Marta.

La seguí y puso cara de sorpresa cuando entré con ella, le propuse que se contuviera y se colocase de pie encima de la repisa que hay al pie de la bañera.

- Ponte en cuclillas y ya puedes mear.

- No entiendo...

- ¿No tienes la vejiga llena?

- Oh... sí... está... pero es que de esta manera.

- Querida... ¿Alguna vez has tocado el coño de otra mujer cuando esta orinando?

- Oh... no.

Ignorando su súplica coloqué la palma de la mano sobre su vagina, la hice temblar cuando le di golpecitos. Aún tenía resto de cera entre los vellos del pubis. No pudo contenerse por más tiempo, ni un segundo más, la orina caliente mojó mi mano, su chorro salpicó mis pechos y cuando descendió por mi cintura se mezcló con la mía. Apoyada en la pared para no caerse, su coño se contraía en espasmos. Nos dimos una ducha y sin más salí. La esperé en la cocina, entró envuelta con la toalla de baño, yo estaba desnuda, me gustaba andar así por casa y más que en los últimos días de primavera los calores ya se hacían notar.

- Lo de antes, nunca... yo -Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

- Estabas confusa, no pienses más.

- Sííí, ya... Ama.

- Bueno pues ya lo has hecho. ¿Te ha gustado?

- Ha sido diferente.

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