Era un viernes pasada medianoche volvía para casa, después del trabajo, ir al gimnasio y haber tomado unas copas con amigos, había salido del metro, apetecía no ir directa al piso que por aquel entonces compartía con otras chicas, a la espera de cruzar un paso de peatones interrumpió mis pensamientos una voz que me llamaba por mi nombre, Nora. Por la voz y por lo que pude apreciar por la ventana trasera del taxi era una mujer, el coche paro, desde luego era alguien que me conocía, al llegar a su altura, se abrió la puerta, primero fueron unos zapatos de tacón y unas piernas enfundadas en medias y después el resto me costó al primer momento reconocerla. Era Adela, llevaba un traje chaqueta además el pelo suelto sobre los hombros, cuando la conocí en el tren era más informal con jeans, jersey, deportivas, parka y con el pelo recogido en la nuca, me impacto de la misma manera como lo hizo también aquel día, no olvido fácilmente a una mujer, habían pasado casi cuatro meses de nuestro encuentro en el AVE.
Entré en el vagón y tome asiento, la vi pasar por el andén tirando de dos maletas, al poco entró era la ocupante del asiento del lado ventanilla, tuve que levantarme para dejarle paso, me saludo agradecida, por la voz percibí un acento sudamericano, tendría entre 45 y 50 años, el tren emprendió su marcha puntual. Me quedé dormida tan pronto se puso en marcha, desperté cuando había ya anochecido, miré el reloj faltaba algo más de media hora para llegar, la mire de reojo, ella se dio cuenta.
-Buena siesta -me dijo.
-Sí, espero no haberle molestado.
-Bueno en alguna ocasión he tenido que enderezarte la cabeza pero no ha sido una molestia -dijo sonriendo.
-Usted perdone, la verdad es que iba con sueño atrasado, de nuevo le pido excusas.
Se había girado hacia mí, la observe mejor que cuando tomo asiento, simpática, y con unas simples ganas de hablar. Tenía una cara redonda, de piel morena, unos labios carnosos, ojos grandes de color castaño, el pelo recogido en la nuca, el ajustado jersey color miel le daba un modesto realce a sus pechos que no se apreciaban grandes pero suficientes, las piernas con jeans, con unos toques de maquillaje, vamos una mujer con estilo, en fin resultona.
-¿En MD por trabajo?
-Bueno no, en busca de él, después familia.
-Uf, la familia a veces agota más que buscar trabajo.
-Pues la verdad que sí.
-Y tú -antes ya me había advertido que la tuteara.
-He pasado dos días visitando amigos aquí en MD de vuelta de mi país, ahora a casa y vuelta al trabajo.
-Vives en BCN
-Si llevo casi tres años, me encanta la ciudad y sobre todo el mar. Y tú?
-De momento estudiando, vivo allí también hace tiempo.
Me comentó que era arquitecta, yo le hablé de mis estudios y lo difícil de encontrar un trabajo, con esto llegamos al final del trayecto, le ayude con una de las maletas, yo llevaba solo una bolsa, nos despedimos, ella para un taxi y yo me adentré en el metro. Después de los besos de rigor en ambas mejillas, le pregunte que hacía por aquellos lugares. Vivía cerca, se había mudado hacía escasamente un mes. Éramos casi vecinas, yo vivía dos manzanas más en paralelo a su vivienda, charlando la acompañé hasta su portal, venía de una cena con compañeros del trabajo pero no le apetecía seguir cuando propusieron ir de copas, alegó cansancio y dolor de cabeza.
-Quieres subir, te invito a tomar algo naturalmente si no tienes prisa -me dijo
-No tienes dolor de cabeza, no quisiera molestar.
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Relatos Eróticos
RandomPara satisfacer tus necesidades. Contenido explícito de todo tipo. Para todos los gustos. Algunos serán de mi prioridad y otro serán sacados de internet. Pueden hacer pedidos de todo tipo. Puede tener mala ortografía.