EPÍLOGO

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-Han pasado casi diez años después de tu muerte.- dirijo mi vista hacia esas letras marcadas en un cuadrado.- Sabes, ya no lloro, eso es bueno, pero igual me haces falta.- aunque mi vista se cristalice intento aguantarme.- Me va bien en el trabajo, tuve un ascenso, eres la única que lo sabe, por ahora.

Se que es algo inútil contarle mis cosas sin que ella esté aquí escuchando, pero sé que desde allá arriba en el espacio me está observando y protegiendome.

Ahora soy un hombre de casi treinta años, quién diría que llegaría a esta etapa donde me siento joven pero parezco viejo.

Ella marcó una etapa de mi vida, muy importante para mí, no sabría cómo describir lo indescriptible.

-Otra vez, gracias por llegar a mi vida pequeña.- susurro.- No olvides que te amo.

Saco lo que queda de flores en el florero, cambio de agua y coloco este nuevo ramo de dientes de León.

Al colocarlas uno de ellos se vuela con el viento haciendo que sus "pétalos" blancos se vuelen por todo el lugar.

-Nos vemos pequeña.- me levanto y me dirijo a la salida.

Gracias a ella pude entender que....

Las personas que amamos

jamás nos dejan,

Nunca se van por completo,

Aunque ya no estén.

Siempre queda su

Esencia

Su voz

Hasta a veces

Las sentimos sonreír.

Fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida, de decirme que las verdaderas compañías no duran eternamente.

Mi Mejor Compañía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora