Esperé a que las cosas cambiaran para mal pero no fue así, esperé también un castigo de su parte pero tampoco fue así.Tuve comida las tres veces del día, un cambio de ropa y una pomada para mis raspones; lo que fue diferente es que ya no vi a Geto, ni a Megumi, y por suerte, tampoco a Toji. Solo un rostro extraño entrando y saliendo, dejando la comida.
Trataba de pasar la mayor parte del tiempo durmiendo, pero muchas veces simplemente no podía por más que lo intentara. Era imposible escapar de mis pensamientos, que se repetían una y otra vez como un bucle sin fin; imposible dejar de recordar lo que había pasado en aquel callejón noches atrás: el fuego en sus ojos color musgo, la lluvia que resbaló sobre su piel y la manera en que me cubrió de ella. Su abdomen firme presionándose contra el mío, su cercanía... solo eran recuerdos indeseados haciendo demasiado ruido en mi mente, recuerdos que en realidad no debían ser recordados.
Mire la cena, intocable, que había dejado aquel rostro diferente sobre la mesa hace varios minutos. Esta vez me dispuse a comerlo todo, sin dejar sobras y sin tirar nada por el inodoro. Las náuseas me invadieron pero me resistí bebiendo del jugo embotellado.
Mi apetito estaba quebrado, a pesar de la persistente sensación de quemazón y vacío en la boca de mi estómago, pero lo que menos necesitaba era obtener más problemas.
Unos pasos resonaron del otro lado seguidos de un forcejeo en la cerradura. Un presentimiento se deslizó por mi columna vertebral, como la piel escamosa y fría de una serpiente, pensando en todas las posibilidades. Me acababan de dejar la cena, así que no podía ser aquel hombre a menos que fuera alguien más...
—Hailey... ¿Puedo pasar? —la puerta se abrió un poco y reconocí esa voz de inmediato que logró apaciguar los crecientes latidos de mi corazón.
—Pasa, Megumi —dije antes de cerrar el jugo.
La calma se instaló en el aire en el momento en que asomó su cabeza y sonreí. Caminó en mi dirección y me abrazo con fuerza que logró sorprenderme. Me estaba abrazando. Un abrazo cálido que en realidad no sabía que necesitaba.
Correspondí a su abrazo con una bola de tierra formándose en mi garganta.
—Siento no venir antes. Mi papá ha estado enojado y no me dejaba venir aquí. —dijo en voz baja.
—Megumi, está bien, no tienes que disculparte por eso... pero no quiero que te metas en problemas con tu papá. —nos separamos antes de que me enseñara una llave.
—No pasa nada. —la guardó en el bolsillo de su pantalón—. No vine antes porque no la encontraba, pero lo hice sin que me descubrieran.
—¿Estas seguro? —pregunté con preocupación.
—Seguro, mi papá está ocupado y Geto no esta —se encogió de hombros.
—Esta bien. —vacilé.
Metió una mano en su bolsillo antes de extenderme una barra de chocolate que tomé.
—Para ti, me dijiste que te gustaba el chocolate con almendras —dijo con timidez.
—Gracias, Megumi.—sonreí—. Que lindo de tu parte.
—No, de que. —se sentó en el pequeño sillón—. Oye... ¿Sigues muy molesta con mi papá?.
—¿Molesta? —la confusión salió de mi voz, aunque presentí que era otra mentira de su padre.
Asintió.
—Si. Por eso mi papá está enojado y no me deja venir. Le insistí en que me dijera por qué y me dijo que estaban molestos. ¿Pero por qué se molestaron? Eso no me dijo.
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Cautiva| Toji Fushiguro
FanfictionLa bestia posó sus ojos en ella, y hará todo lo posible por mantenerla a su lado. Caí rápido, fuerte, y para siempre... Advertencia +18