3

4.5K 450 104
                                        



Había una barra enorme frente a una pista de baile y a los alrededores había mesas ocupadas por personas.

¿Cómo se suponía que iba a encontrarlo, y saber quién era?

Lo había hecho apropósito. Solo quería saber como actuaría y qué haría.

Tome un asiento libre en la barra, mostré la tarjeta de Toji y pedí una margarita. Algo de alcohol me vendría bien. Rendida, tuve la sensación de estar siendo observada. Me giré sobre el banco y analicé a las personas que iban pasando; me recordé por qué hacía esto, cuando en realidad debería de estar escapando, solo buscando ser libre.

Pero solo estaba resignada. La resignación se había anidado dentro de mi pecho, como siempre me pasaba con situaciones infaustas.

Una cabellera llamativa apareció en mi campo de visión y entrecerré los ojos. Recuerdo entonces las palabras de Toji. —Un tipo de cabello blanco y ojos azules. Resonaron en mi cabeza mientras lo seguí con la mirada. Era el único con cabello blanco y alto.

Bebí de mi margarita y lo vi acercarse a un señor antes de que estrecharan sus manos. Barba de candado y parecía rebasar los cuarenta.

Era él.

No tenía duda de que eran ellos. Más fácil de lo que había pensado.

Me crucé de piernas y analicé el espacio a mi alrededor para disimular mientras le daba un trago a mi margarita, ignore la sensación de quemazón que dejaba por todo mi esófago. Me sentí un poco lejos de las cadenas de Toji.

Mis ojos encontraron a Geto con un par de hombres través de la distancia y la música. Sus ojos clavados en mi. Vigilándome como un depredador, asegurándose de que no haría tonterías.

Levantó la cabeza en forma de saludo y presione una sonrisa forzada. Esa sensación de ser observada en realidad era él. Estaban probándome. Volví mi mirada hacia aquella cabellera blanca, ya habían ocupado una mesa.

Aparte la mirada pensando en cómo podría acercarme, no quería seducir a nadie; pero probablemente Toji me mataría si no lo hacia.

Mi respiración se cortó una fracción de segundo cuando regrese la mirada y me encontré con un par de ojos azules mirando en mi dirección. Viéndolo de frente, ahora estaba segura de que era atractivo en toda la extensión de la palabra, tan atractivo que inspiraba nerviosismo. Me obligue a apartar la mirada y mire un punto fijo mientras terminaba mi margarita, antes de girarme de nuevo hacia la barra.

—¿Quieres algo más? —preguntó el barman mientras dejaba la copa vacía.

—Gracias, estoy bien —le sonreí.

Asintió antes de alejarse hacia otras personas.

Suspire con cansancio antes de levantarme con la protesta en mi interior. Por lo menos había obtenido una margarita en todo esto, era lo menos que necesitaba porque no debería de hacerlo, pero quizás si lo hacía podría dejarme ir, Masamichi a cambio de mi libertad; aunque en realidad era una esperanza estúpida. Toji solo estaba demostrando el control que tenía sobre mi.

Resignada, di media vuelta antes de chocar con un torso firme.

—Lo siento —me disculpó inmediatamente.

—He sido yo quien no se ha fijado, lo siento —una voz varonil sonó y un aroma a loción inundó mis fosas nasales.

Tuve que inclinar mi cabeza hacia atrás para mirarle y me quedé atrapada por tan impresionantes ojos azules. Llevaba el cielo mismo en sus ojos, el precioso cielo azul. Sus pestañas blancas hacían la combinación exacta, como si fueran las nubes. Era el hombre de cabellos blancos, y de cerca, era más atractivo. Me escudriñó y retrocedí avergonzada.

Cautiva| Toji FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora