Capítulo 4

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-¿Qué está pasando aquí? (En mi propia casa Pablo lorenzo, okno jdkshdkwhsj) ¿Eres lesbiana Lisa?

-Si! y a usted que le importa.

-Lalisa, es la casa de tus padres, no un hotel, tienes que respetarla. -su voz se escuchaba enojada.

-¿Celosa? -quería provocarla.

-Por favor, eres una niña y yo no soy lesbiana. -rio secamente.

-Pues tu enojo dice otra cosa Jennie. -sonreí.

-Piensa lo que quieras Lalisa, solo dile a tu amiguita que se largue.

-No es necesario. -la voz de Rosé se escuchó a mis espaldas. -Me voy.

-Ya era hora. -dijo Jennie.

Rosé la fulminó con la mirada y se acercó a mí.

-Adiós cariño. -me besó.

Un beso largo, con lengua y todo, sabía sus propósitos al hacer esto, y no era más que provocar a Jennie, hasta un ciego se daría cuenta que ella estaba celosa, pero, ¿por qué?

Jennie se aclaró la garganta y entonces nos separamos.

-Creí que ya te ibas.

-Adiós mi amor. -le dije a Rosé ignorando el comentario de Jennie.

Era gracioso como Kim se ponía de todos colores, realmente Rosé y yo no éramos cariñosos, como dije solo somos amigas, nada más que sexo casual sin cursiladas, pero, por provocar a Jennie me sometería a cualquier tontería.

Rosé se fue, al pasar por un lado de Jennie chocaron hombros intencionalmente.

- Acomódate la ropa y ve a mi habitación. -me habló seca antes de desaparecer.

-¿Qué, usted también quiere? No que no era lesbiana. -me burlé cuando ella ya entraba a su habitación.

Simplemente me ignoro y azotó la puerta.

Entré a mi habitación, me cambié de ropa porque sí, me sentía un poco sucia, luego fui a la habitación de Jennie.

Toqué la puerta, su ronca voz me dijo "pase" y obviamente yo entré.

-¿Qué quieres? -me crucé de brazos y me recargué en la puerta.

-¿Sabes lo que estabas a punto de hacer no?

-Eh ¿Sexo?

-¡Ibas a perder tu virginidad con tu noviecita tonta!

En ese momento me solté a reír ¿Enserio creía que era virgen?

-Por Dios, Rosé y yo hemos tenido sexo miles de veces.

-Pero... -se veía sorprendida.

-¿Por qué me tomas por una santurrona?

Jennie suspiró y se talló las sienes.

-Sea lo que sea Lalisa, tienes que respetar la casa de tus padres, si vas a meterte con tu novia háganlo en un hotel, o donde quieras.

-Sí, si ya. -la interrumpí.

-Y también recuerda la protección así lo hagas con una mujer o un hombre, a qué edad te tuvieron tus padres, no digo que el sexo este mal, pero si no te proteges te puedes arrepentir.

-¿Estás diciendo que mis padres se arrepienten de tenerme? -me hice la ofendida.

-No digo eso Lisa, pero como mejor amiga de tu mamá me tocó ver todo lo que ella y Hae in sufrieron por ti, fue mucho más difícil para ella y tu padre. Carecieron de muchas cosas, no fiestas, no salidas, no diversión, tenían que quedarse en casa a cuidarte y salir a trabajar, fue duro para ellos ¿Enserio quieres pasar por eso?

-Por dios, es solo sexo. -rodé los ojos.

-Lisa....

-Mejor cambiemos de tema quieres. -caminé hasta la cama y me senté a su lado. -¿Cómo se siente?

-Me siento muy bien, creo que solo me hacía falta dormir.

-¿Y su tobillo?

-Ya puedo caminar, era solo cuestión de descansar como dije.

-Entonces.

-¿Entonces?

-¿Recuerda que quedamos en que te iba mostrar Miami?

-Es tarde Lisa.

-Y la ciudad está más despierta en la noche Jennie.-sonreí.

-¿Quieres ir a una fiesta?

-Bueno usted ya está vieja para eso, pero creo que puede divertirse.

Jennie se echó a reír, dios que bella risa.

-No sé si sea correcto.

-Hay dios, usted arréglese y ahorita nos vamos.

Antes de que Jennie dijera algo salí de la habitación y me metí a la mía. Me puse un vestido negro con una abertura enfrente, unos tacones altos dorados y como hacía calor me até el cabello en una cola alta acomodando mi fleco. Me maquille ligeramente, pero con los labios rojo escarlata y listo.

Salí de mi habitación, papá y mamá aún no llegaban, eran las 8:00 p.m, de aquí a que llegáramos al centro de Miami serían las 9:00 y para cuando encontráramos un buen lugar las 10:00.

Mi hermana seguro estaban en su habitación.

Toqué la puerta de Jennie y ella abrió la boca al verme.

-Te ves hermosa Lisa.

-Lo se. -sonreí.

Jennie rodó los ojos.

Ella traía un vestido rojo ajustado hasta el principio de sus rodillas que hacían lucir sus hermosas curvas, unos tacones altos negros, el cabello alborotado, pero a la vez se veía ordenado, un maquillaje ligero, con los labios color rojo pasión, estaba hermosísima.

-¿Nos vamos? -pregunte.
Ella asedio.

Dicho y hecho, a las 10:00 las dos nos encontramos en un bar donde se veía ambientado el panorama, me veía mayor seguro, porque no me pidieron identificación y a Jennie tampoco. La música sonaba alta, la gente bailaba y bebía y las luces tenues de colores hacían que el ambiente se sintiera aún mejor.

Jennie desapareció de mi lado, yo me adentré en la pista a bailar. Después de unas cuatro copas, me sentía mucho mejor, hasta que sentí unos brazos rodear mi cintura. Unos brazos suaves y flacos, obviamente de mujer.

Ese olor, ese perfume, sin mirar sabía quién era.

-Hola. -susurró sexymente a mi oído con su provocadora voz ronca.

Estaba ebria, lo sabía, porque sobria jamás hubiese hecho eso.

-Hola. - instantáneamente las comisuras de mis labios se alzaron. En una maniobra rara Jennie hizó que quedáramos frente a frente.

-Te deseo Lalisa Manoban. -susurró sobre mis labios.

La música resonaba en mis oídos, el calor aumentaba con forme la cercanía de Jennie también lo hacía, iba besarme, iba sentir sus labios suaves sobre los míos, lo sabía.

-Yo también, Kim.

Jennie cortó cualquier distancia que hubiese entre nosotras, me besó, La mejor amiga de mi madre me estaba besando y sí que sabía hacerlo. Sentí su sonrisa a mitad del beso y eso me hizo sonreír a mí también.

Sus manos subían y bajaban de mi cintura a mis caderas, y yo con las dos manos rodeaba su cuello.

Y ahí, en un bar de Miami, a media noche, con cientos de personas rodeándonos en el centro de la pista probé los labios de Kim Jennie por primera vez, y estaba segura que no sería la última vez.

La Mejor Amiga de Mamá (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora