Capítulo 7

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Lisa pov.

Reí un poco nerviosa.

-Es ridículo que pienses que me gusta Kim Jennie.

Janny rodó los ojos.

-La desnudas con la mirada, Lisa.

-Por Dios, me lleva 15 años, es una tontería.

-Cuando te des cuenta que te gusta me dices.

-Tonta.

-Hey y qué hay con la bruja?

Habla de Rosé.

-Hey no le digas así y Nada, todo es igual, y sinceramente así me gusta, no quiero ninguna relación sería y menos con Rosé, ¿sabes? a veces creo que no soy la única con la que tiene relaciones.

-¿Por qué lo dices Liz?

-Por las bragas y brasieres que me encuentro en su auto.

-No deberías meterte con ella mas, quien sabe cómo son las tipas con las que se mete.

-Cambiemos de tema mejor si Janny.

Rosé era necesaria en mi vida, cuando estaba triste ella me hacía olvidarme de todo, cuando estaba enojada ella me calmaba, cuando estaba feliz simplemente festejaba conmigo. Era una amiga increíble, además de una diosa en la cama, no la dejaría por nada ni nadie.

Nuestra conversación termino ahí, vimos la película El aprendiz de brujo, luego Janny y yo nos quedamos dormidos a media película.

(•••)

Así pasaron el jueves y el viernes.

En mi colegio no pasó nada interesante, Rosé tenía permiso escolar porque fue a Francia a visitar a su abuela, Somi tampoco había estado a la escuela, estaba representando a Miami en un certamen de belleza.

Me desperté alrededor de las 10 a.m, era sábado, por fin un día descansando de la cárcel escolar.

Me puse una camiseta rosa con un gatito blanco en centro, un short con remaches y unos tenis, mis favoritos.

¿Les cuento una novedad? Ajá no había nadie.

Ni siquiera estaba Jennie.

Me hice un desayuno rápido. Hot cackes con miel y mermelada, acompañados de un vaso de leche.

Miré televisión, nada interesante, estaban pasando The 100 en mtv.

La puerta de entrada se abrió, ahí apareció Jennie con bolsas de súper mercado, ignorándome dejó las bolsas sobre la barra.

-¿A que fuiste al súper?

-Faltaban algunas cosas.

-Pudiste mandar a Ali o cualquier otra empleada.

-Quería ser útil Lisa.

-Trabaja.

Jennie me miró asesinamente.

-El lunes empiezo.

-¿A sí? ¿De qué?

-Con la línea de ropa con tu madre.

Y ahí venía un silencio incomodo, no tenía ni una pequeña idea de qué demonios decir.

-Oye Jennie.

-¿Hmjm?

-¿Recuerdas cuando me pediste que te mostrara Miami?

-No te basto con lo de la noche del domingo. -alzó una ceja.

-Vamos, estoy aburrida.

-¿A dónde quiere ir la princesa?

¿Princesa? Más cursi y le da diabetes.

-¿Vamos a Miami Seaquarium?

-¿Así de fácil? ¿Simplemente decir quiero ir a Miami Seaquarium y ya?

-Ajá.

-Lo que es ser niña rica. -rodó los ojos. -De acuerdo, vamos.

Unas horas después nos encontrábamos llegando al parque acuático.

Jennie y yo habíamos visto dos de los Sea Lion Show, me sentía como una niña pequeña recordando cuando mis padres me trajeron cuando yo tenía 8 años.

-Jennie vamos a ir a nadar con los delfines.- le pregunte animada, ella lo dudo un poco pero luego acepto.

Entramos al lugar, nos dieron unos de esos trajes feos de color negro con azul y algunas indicaciones para estar con los delfines, adentro habría una persona para mí que era el entrenador de los delfines.

El chico que estaba dentro de la piscina con nosotras llamo a los delfines y dos de ellos salieron de no sé dónde haciendo sus aletas como si aplaudieran lo que hizo que Jennie sonriera, me mato verla así, después los delfines se acercaron a nosotras y nos dejaron tocarlos, eran tan amigables y hermosos, nadamos un rato con ellos incluso nos dejaron tomarlos de su aleta para que nos jalaran mientras ellos nadaban, lo siguiente fue tomarnos una foto con los delfines y nos las entregaron, nos veíamos bien, Jennie reía mientras veía a uno de los delfines y yo reía mientras la veía a ella, simplemente unos foto hermosa, nos vestimos y salimos de ahí

-Deberíamos irnos, ya es muy tarde. -dijo Jennie secándose el cabello.

-Está bien.

Tenía un poco sueño, en la última semana no había dormido mucho. Íbamos de vuelta a casa cuando el auto fue perdiendo velocidad, Jennie en una maniobra rápida lo aparco a un lado de la carretera.

-¿Qué sucede?

-¡Mierda! -le dio un golpe al volante.

-¿Qué pasa?

-¡Nos quedamos sin combustible!

-No. -me llevé las manos a la cabeza.

-Es muy tarde ya y casi nadie pasa por aquí, además hoy en día nadie hace favores como ir hasta la ciudad por combustible y luego regresar, menos a esta hora.

-¿Qué sugieres entonces?

-Pasar la noche en el auto.

La Mejor Amiga de Mamá (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora