Capitulo 17

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Lo primero que hice en cuanto me desperté la mañana siguiente fue enviarle un mensaje.

MJ: ¿Te apetece venir a cenar esta noche, Calle? Te dejaré alucinada con mis dotes parala cocina.

DC:  Hola, Garzón. Puedes hacerme la cena, pero nunca cocinarás mejor que mi madre. (Eso era un sí, por cierto.) (Y mi madre cocina fatal.)

MJ:  Genial. Hasta luego.

Sopesé incluir un emoji de un beso al final del mensaje, pero no sabía si habíamos llegado a ese nivel, y la idea de que no me respondiera con otro similar me desanimó, así que lo dejé estar. Me quedé en la cama, dando cabezadas, hasta que oí a mamá gritar desde el piso de arriba: «Poche, ¿estás viva?». Ese fue el impulso para salir de mi cómoda maraña de sábanas y vestirme a regañadientes.

Mis padres ejecutaban su habitual rutina de cada mañana: mamá ya estaba vestida con un traje azul claro, peinada y lista para otro día en la galería. Papá llevaba un albornoz absurdamente esponjoso y unas gafas de montura negra en la punta de la nariz. Estaban sentados en los extremos opuestos de la mesa, tan lejos el uno del otro como era posible, y leían las noticias en sus correspondientes iPads.

—Madre. Padre. Tengo algo que anunciar.

Papá dejó de leer un artículo sobre una de las Kardashian y me miró.

—¿De qué siglo vienes? ¿Te van a mandar a la guerra?

—Uf, vale. Papichulo, Mamacita, tengo un tuit que compartir con vosotros. ¿Mejor?

—Ay, Dios, vuelve a la Segunda Guerra Mundial, por favor —dijo mi madre.

—¿Qué pasa, hija? —preguntó mi padre.

—¿Puedo encargarme de preparar la cena esta noche?

—Cariño, solo sabes hacer mini pizzas —respondió mi madre.

—Ya. Por eso pensaba preparar mini pizzas para todos, si no les importa comprarme los ingredientes. Además... —Me aclaré la garganta— he invitado a una chica.

—¿Estáis haciendo un trabajo para clase juntas? —quiso saber mi madre.

—¿Te está ayudando a estudiar? —aventuró mi padre.

—¿Piensas venderle algo?

—¿La has engañado para que venga?

—¿Cree que vienes de una familia de posibles?

—¿La estás chantajeando?

—¿Es una yonki?

Puse los ojos en blanco.

—Ja, ja, ja. Qué graciosos sois.

—En eso estamos de acuerdo —dijo mi madre, a la vez que hacía como que chocaba la mano a papá. (Vale, retiro lo de que son guais.)

—Bueno, ¿y quién es ella? —preguntó mi padre.

—Se llama Daniela. Trabajamos juntas en el periódico del instituto.

—Ay, Poche. ¿No has oído nunca el dicho de «donde tienes la olla no metas la polla»?

—Juan Carlos, qué asco —exclamó mi madre.

—No estoy metiendo la polla en ninguna parte —me apresuré a responder.

—Bueno —continuó mi padre—, supongo que este es el momento en que deberíamos decir: «Nada de sexo, drogas ni rock'n'roll en nuestra casa», pero tu hermana ha crecido aquí, de modo que estoy seguro al noventa y nueve por ciento de que todo eso ya ha pasado.

CHEMICAL HEARTS "ADAPTACION CACHÉ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora