Capitulo 1

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POV POCHE.

Siempre había pensado que, cuando encontrara el amor de mi vida, todo sería como en las películas. Bueno, todo no, claro. No esperaba que sucediera a cámara lenta, con los cabellos al viento y música de violín de fondo. Pero sí creía que pasaría algo. No sé, que el corazón se me pararía un milisegundo, que sentiría un pellizco en el alma o que alguna cosa en mi interior me diría: «Joder. Es ella. Por fin, después de tanto tiempo, es ella».

Sin embargo, aquella tarde de martes de la segunda semana del último año de instituto, no ocurrió nada extraordinario cuando Daniela Calle entró en la clase de teatro de la señora Beady con diez minutos de retraso. Daniela era de esas personas que causan impresión, pero no precisamente porque generase una adoración instantánea y perpetua. Tenía las características necesarias para integrarse en un instituto nuevo sin pasar por el drama que eso puede conllevar: su altura, su constitución y su belleza estaban dentro de la media.

Ahora bien, destacaban tres leves detalles que la libraban de caer en la banalidad:

1. Daniela iba vestida, de los pies a la cabeza, de chico. Pero no en plan skater, no: llevaba ropa de hombre, que le quedaba enorme. Los tejanos, que se suponía que debían ser ceñidos, iban sujetos con un cinturón. A pesar de estar a mediados de septiembre, llevaba ya un jersey, una camisa de cuadros y un gorro de lana y, como complemento, un collar largo de cuero con un ancla al final.

2. Daniela tenía un aspecto desaliñado y poco saludable. La verdad es que había visto a yonkis con mejor pinta que ella. (No es que yo tuviera mucha experiencia con yonkis, pero ver «The Wire» y «Breaking Bad» cuenta, ¿no?) Su cabello castaño estaba completamente despeinado y muy mal cortado, su tez era cetrina, y estoy casi segura de que, si la hubiera olido, habría comprobado que apestaba.

3. Y por si todo eso no hubiera sido suficiente para fastidiar sus posibilidades de encajar en un instituto nuevo, Daniela Calle caminaba con bastón.

Y así fue. Esa fue la primera vez que la vi. No hubo movimientos a cámara lenta, ni brisa, ni banda sonora, y el corazón no me dio un vuelco. Daniela entró cojeando diez minutos tarde, en silencio, como si la clase fuera suya y ya llevara años en nuestro instituto; y quizá porque era nueva, rara o porque solo con mirarla saltaba a la vista que una pequeña parte de su alma estaba rota, la señora Beady no dijo nada. Daniela se sentó al final del aula de paredes negras del curso de teatro, con el bastón apoyado entre los muslos, y no dijo esta boca es mía.

La miré un par de veces, pero cuando acabó la clase me había olvidado de que estaba allí, y ella se escabulló sin que nadie se percatara.

Pues bien, esta no es una historia de amor a primera vista.

Pero sí es una historia de amor.

Bueno.

Más o menos.

CHEMICAL HEARTS "ADAPTACION CACHÉ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora