Capítulo 2: Tengo miedo a sentir algo

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En las afueras del Cabaret se encontraba detenido en un viejo callejón sin salida, un auto extremadamente antiguo, reposando sobre el asfalto, cualquiera podría asegurar que ese auto jamás podría estar andando aún sobre las calles, ya que cuando se trataba de un auto auténtico de los años 30, pero estaba tan bien conservado que cualquiera hubiera pagado millones o incluso el doble del valor de los autos más nuevos y modernos por aquel auto de montaje antiguo.

Jungkook abrió la puerta del copiloto de ese auto y dejó a Taehyung recostado delicadamente sobre el asiento, mientras él tomaba el lugar del conductor y empezó a manejar hasta el primer motel que encontrará para así poder pasar la noche.

Cuando se puso a pensar mientras atravesaba las calles de Busán andando con su auto, se dio cuenta de que el mismo no sabía su interés por aquel chico con inocentes curvas en su cuerpo. Él no lograba entender por qué había peleado con un montón de hombres solo por tener en sus brazos a aquel chico, ni siquiera sabía que iba a hacer con él ahora que lo tenía.

Comenzó a observar con interés y noto que lo habían dejado inconsciente intencionalmente, probablemente lo habían drogado o algo por el estilo para que se durmiera. Observaba al chico mientras conducía, era para él demasiado inevitable alejar su mirada de Taehyung, él estaba angelicalmente dormido con la cabeza ladeada recostada sobre el asiento, su camisa era tan grande y holgada que el cuello de la misma estaba ladeado, por lo tanto, dejaba a la vista su hombro junto con el hueso de la clavícula, él lo observaba con un sumo interés que iba más allá del atractivo físico de aquel misterioso chico.

Jungkook no sabía nada él, nada en lo absoluto, más que su nombre porque lo había escuchado salir de la sucia boca de Mike, lo único que él tenía en cuenta era que esos hombres habían estado a punto de hacerle daño, y, él por alguna inexplicable razón no podía permitir aquello, había sentido una necesidad impresionante de protegerlo, quizá era por su aspecto inocente que lo hacía parecer un niño, Jungkook estaba seguro de que él no llegaba siquiera a los 17 años, pero se preguntaba ¿qué hacía en un oscuro club nocturno de ese tipo?

Taehyung no despertó durante el corto camino hasta el motel casi de lujo que el azabache se encontró al conducir por la calle. Todos miraron con atención a Jungkook cuando se bajó a solicitar una habitación en el motel con el chico cargado en brazos, tal vez, en ese instante todos tenían malos pensamientos sobre las intenciones de Jungkook.

Él cargaba a Taehyung en sus brazos con demasiada facilidad que parecía pesar menos de un kilo, ya en la habitación, Jungkook se acercó a la única cama que había y coloco con toda la delicadez posible a Taehyung sobre la cama, lo miró de arriba a abajo, y se dio cuenta de que lo deseaba, tenía un deseo repentino de él, sentía unas increíbles ganas de tocar su dorada, suave y apetecible piel.

Aprovecho el estado de inconsciencia del joven y sin poder resistirse acarició el largo de sus brillantes, largas y completamente visibles piernas; Luego posó su mirada con lujuria en su esbelto cuello descubierto, coloco sus dedos sobre el susodicho lugar y lo acarició bajando hasta su hombro y clavículas descubiertas.

La sensación de la piel de Taehyung debajo de la suya le producía una extraña exaltación que generaba un impulso de querer seguir tocándolo; Era como si cada roce para él fuera como sagrada agua que saciaba su sed de una manera sumamente satisfactoria, como que si hubiese tenido que aguantar días y días en un desierto sin deber una pizca de líquido y ahora, le estuvieran dando la bebida más deseable, fría y jugosa que jamás haría soñado que existía.

Él deseaba entender que había en el castaño que le suministraba tanta compasión, lo ablandaba y tocaba una parte de él que creía que ya estaba sin vida. Jungkook tenía miedo, pero nunca iba a admitirlo, él tenía miedo, miedo de sentir algo, ya sea deseo, amor o cualquier otra cosa. Él tenía miedo a lo que ese chico pudiera hacerle a su fuerza de voluntad, a su corazón endurecido por el tiempo y a su aparente rudeza.

Incluso el azabache había llegado a sentir compasión y eso era algo que él había dejado de sentir, hace ya mucho tiempo atrás, él se percató de eso de inmediato y se restringió de tocar al castaño de nuevo. Jungkook no pudo pegar ojo en lo que quedaba de noche y se limitó a quedarse sentado en la salita de la habitación, simplemente mirándolo. El mayor decidió no molestar al menor y permanecer despierto.

Por la gran ventana se podía mirar un hermoso cielo oscuro protagonizado por la Luna llena, rodeada de estrellas, pero él ni siquiera le prestaba atención, para Jungkook, el atractivo de Taehyung era mucho más fascinante que la hermosa y oscurecida noche en todo su esplendor, así que paso el resto de la noche mirando el inmóvil cuerpo adormecido del joven.

Un chico, aparentemente algo salvaje a juzgar por su descuidado aspecto, su ropa bastante rasgada y su cabello despeinado y rebelde que lo hacía ver aún más hermoso. Jungkook estuvo a punto de llamar a un médico, al notar la claridad del amanecer montándose sobre el cielo y el chico no daba aún señales de vida, no se movía, ni reaccionaba a nada, silenciosamente, Jungkook, se acercó a él para asegurarse de que estaba respirando y para su alivio Taehyung si lo estaba haciendo delicadamente, coloco su cabeza sobre su pecho para escuchar su corazón, eso lo hizo solo por puro placer, ya que ya sabía que el menor estaba perfectamente bien, si respiraba y además existían otras maneras muchísimo más efectivas de tomarle el pulso, pero el azabache quería sentir los latidos de su corazón directamente desde su pecho.

Su pulso era normal, pero aquel leve sonido de cada latido que emanaba lograba que Jungkook se sintiera completamente relajado, el casi imperceptible movimiento del pecho de Taehyung al respirar le proporcionaba al mayor la impresión de sentirse lleno y vivo por primera vez. Se imaginaba que había un corazón latiendo en su pecho debajo de su fino traje, carne y huesos en su cuerpo, podía sentir cada gota de sangre bombeando a través de sus venas.

Y una cosa logró sacar a Jungkook de sus pensamientos, y eso era, que el castaño comenzó a moverse con más agitación y eso hizo que él se apartara de inmediato, lo miro moverse y retorcerse como si ese chico estuviera teniendo una pesadilla, hasta que Taehyung se inmovilizó nuevamente, respiro profundamente y posterior abrió sus ojos.

Enamorado de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora