Capítulo 22: Mi ángel de la guarda

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- ¿Jungkook? -, le dije rebosado en felicidad.

- Por segunda vez, ya te dije que no soy Jungkook -, dijo él, apartando su rostro del mío -. Soy Jeongguk.

- ¿Jeongguk? -, dije algo confundido.

Mi desorientación era grande, el destino queso que volviera a verlo y ahora que estaba ahí no pensaba dejarlo ir sin escuchar una explicación coherente. Note que mi cuerpo estaba tumbado en el asfalto, en la húmeda y fría calle, y escuche sirenas de los camiones de bomberos a lo lejos.

Jeongguk estaba de rodillas a un lado de mí. Levanté mis manos para ponerlas sobre su rostro y lo tomé de una manera posesiva. Tocar a Jungkook me hacía desearlo de una forma descontrolada, en cambio, tocar a Jeongguk era relajante y una sensación de paz llenaba cada rincón de mi cuerpo.

Con mis manos en su rostro lo atraje jalándolo en dirección a mi cara para mirarlo más de cerca, nuestros rostros tenían una cómoda cercanía con apenas unos escasos centímetros de separación, lo que me permitió obsérvalo con más detalle.

No había lunar o alguna peca que no fuera igual a las de Jungkook, sus labios eran igual de apetitosos, provocativos y rosados, justo como para besarle, sus mejillas tenían la misma característica de sonrojarse ligeramente, haciéndole ver más radiante, no había nada que diferenciara a Jungkook de Jeongguk, a excepción de, pues..., el cabello y su sonrisa, Jeongguk llevaba su cabello marrón oscuro y el de Jungkook era azabache.

- Son parecidos -, susurré sosteniendo a Jeongguk entre mis manos.

Jeongguk tomo mis manos y las apartó de su cara para que le fuera posible alejarse.

- Veo que ya conoces a mi hermano -, dijo él.

¿Su hermano? Entonces yo estaba en lo correcto, Jeongguk era su hermano.

- Mi hermano, Jungkook -, concluyó.

Pensé en miles de cosas a la vez, tenía muchas preguntas por hacer y no sabía por cuál comenzar. Me hubiera gustado haber preparado un cuestionario para ese momento. La confusión era peor que cualquier otra cosa.

- ¿También eres un demonio? -, lancé la pregunta de manera inesperada. La cara de sorpresa de Jeongguk era increíble para ponerla en una fotografía enmarcada, abrió sus ojos como platos y me miró perplejo, atónito, más que sorprendido.

- Jungkook no te ha ocultado nada por lo que veo -, mencionó él y yo luego negué con la cabeza -. Y respondiendo a tu pregunta, no, no soy un demonio. Yo soy un arcángel. Jungkook es el demonio.

¡Oh por Dios!, pensaba yo. ¿Un arcángel? O sea un ángel, ¿cómo esos de las películas? La cabeza me daba vueltas y me quedé absorto entre mis recuerdos, "mi padre era un ángel y mi madre un demonio" "yo soy únicamente el lado malo de la moneda", Volví a revivir en mi mente y recordé aquellas palabras de Jungkook. Ahora tenía una teoría: si su padre era un ángel y su madre un demonio, uno de los hermanos nació como ángel y el otro como demonio, ahora tal vez, sabía a qué se refería Jungkook cuando me confesó que él era el lado oscuro de la moneda... Por lo tanto, eso significa que Jeongguk debía ser el bueno. Además de todo lo que tenía por pensar sobre ángeles y demonios debía preocuparme por mi vida humana, donde se suponía que no debía existir cosas como tal.

- ¿Dónde está Namjoon? -, pregunté con cierto desespero, mientras me levantaba para quedar sentado -. ¿Salió él del incendio?

- ¡Cuidado! -, me advirtió Jeongguk -. Estás herido. Todos escaparon del incendio, el único que no había escapado eras tú, así que ese tal Namjoon debe estar por allá buscándote.

Estuve más tranquilo luego de que Jeongguk me dijo que Namjoon tenía que estar bien. Cuando eche un vistazo al cielo note que seguía siendo de noche así que probablemente solo había dormido un par de horas. Y luego pensé en mí. ¿Estoy herido? Me percaté del incómodo dolor que sentía en la frente y fui directo a examinar mi cara con mis manos.

- ¿Me he quemado? -, dije sintiendo mi rostro liso de siempre bajo mis dedos.

- No.

Toqué mi frente cerca de la parte donde empieza a nacer mi cuello y sentí la húmeda sangre que provenía de la herida. Luego baje mi mano y la coloque en frete de mi rostro para verla. Mi mano estaba llena de sangre que acababa de tener contacto con mi frente.

- Te has golpeado justo aquí -, Jeongguk puso su mano extendida sobre la herida de mi frente y de una manera espectacular esta dejo de dolerme. Ya no sentí esa sensación incómoda e inquietante del dolor que me estaba lastimando y debilitando.

De inmediato, luego de que Jeongguk quitó su mano de mi herida yo volví a levantar mi mano hasta mi frente para volverme a tocar, pero sorprendentemente, ya no había nada, ya no estaba la herida, donde debía de estar, desapareció bajo los dedos de ese ángel, lo único que quedaba eran los rastros de la sangre derramada anteriormente, pero ni una sola marca, ni cicatriz, ni mucho menos. Jeongguk sonrió y casi suelta una carcajada al ver mi cara de absoluta y completa sorpresa. Me dio a impresión de que se reía de mí.

- Soy un ángel -, me recordó -. Tengo el poder de curar personas... Y por cierto, te he salvado la vida -, me puse de pie con la ayuda de Jeongguk, miré mi atuendo de arriba abajo.

- Joder, he ensuciado la ropa que me dio Namjoon -, me repliqué en voz baja.

- No creo que a él le importe en lo absoluto ese detalle -, dijo también mientras me examinaba de pies a cabeza -. No lo entiendo - se dijo Jeongguk así mismo.

- ¿Qué cosa?

- Pues... que tú... tú eres un chico muy lindo y conoces a Jungkook y... estás vivo -, fue confuso lo que dijo, pero yo capte el significado de sus palabras en segundos. Él estaba preguntándose el hecho de que Jungkook no me había matado todavía.

- Estoy vivo, porque me has salvado -, hice como si yo no hubiera entendido lo que estaba diciendo.

- No, yo no diría que por mí. Estás vivo porque Jungkook aparentemente ha decidido dejarte con vida.

- Pero tú me salvaste.

- Sí, bueno... Supongo -, esbozo una resplandeciente sonrisa -. Eso me convierte en tu ángel de la guarda.

Enamorado de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora