Capítulo 20: Confesiones II

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Cerré mis ojos esperando un beso de Jungkook, pero en lugar de eso, sentí su presencia alejarse de mí, su respiración ya no chocaba con la mía. Después de haber acariciado mi cabello, sentí cómo se levantaba del suelo y al momento de abrir los ojos, él estaba abriendo la puerta de la habitación y salió sin decirme nada. Me levanté del suelo y fui tras él.

- Adiós - dijo Jungkook girándose para mirarme -. Que te vaya bien en tu viaje.

- Adiós -, le dije un poco lastimado, cuando él se alejó y se perdió entre la gente que estaba en el aeropuerto. Me lastimaba que se alejará de mí, definitivamente lo necesitaba. Conociendo a Bogum, yo sabía que lo más probable, es que, no volveríamos más a Busán, en el caso hipotético de que eso sucediera sé que quizás jamás volvería a ver a Jungkook.

Irónicamente, ahora tenía menos de Jungkook, que cuando le conocí, ya que ahora sabía que era un demonio y lo había visto matar gente y hasta me había confesado que iba a matarme.

Era casi imposible, pero cada vez podía desearlo más y más, cada vez la atracción era más, estar a metros de distancia de él, para mí no era suficiente, sería aún pero estar a kilómetros de separación. Me enamoré de un extraño, misterioso y peligroso. Me enamoré de un demonio que acababa de conocer hacía un par de días; Tal vez era la persona más equivocada, pero era el único que me hacía sentir algo en mi corazón.

- Taehyung -, escuché a Namjoon llamarme y me moví siguiendo su voz -. Bogum está buscándote.

Seguí a Namjoon que me llevó con Bogum que tenía una cara de desear matar a alguien.

- ¿Dónde está mi bebida? - me preguntó.

- Me robaron el dinero - no tenía más opción que mentirle, no le pensaba contar nada de lo que sucedió con Jungkook

- ¿Te robaron el dinero o me lo robaste? - dijo Bogum.

- Yo no me robe nada.

Después de haber olvidado el tema y pasados unos minutos agonizantes nos llamaron para embarcar en nuestro vuelo.

La imagen de Jungkook era lo único que me venía a la mente y me golpeaba como un lastimoso recuerdo, podía incluso ponerme a llorar como un bebé estúpido al pensar en cuando volvería a verle, en cuando volvería a besarme, en lo mucho que deseaba sus labios. Al menos me hubiera gustado despedirme de él con un beso apasionado como en aquella novela que leí con Namjoon.

En el avión Bogum se sentó en medio de Namjoon y yo. Era un asiento para tres pasajeros en clase turista.

Seúl - Corea del Sur.

De pie en plena calle nos encontrábamos, Namjoon, Bogum y yo, buscábamos un taxi desesperadamente. Llevábamos más de una hora intentando que un taxi se detuviera, me sirvió para darme cuenta de lo difícil que resultaba en esos días encontrar transporte.

- Entonces caminaremos hasta un hotel - dijo Bogum dejándonos a Namjoon y a mí atrás cuando empezó a caminar.

Empezamos a andar unas cuantas calles.

Las calles de Seúl estaban brillantes por el efecto del agua proveniente de la lluvia, esta aún no se secaba después de que ya había terminado de llover, a pesar del clima húmedo había bastantes personas en las calles con sus abrigos y paraguas.

Yo caminaba a las espaldas de Bogum y Namjoon intentando con esfuerzo seguirles el paso. Me llevaban unos cuantos metros de ventaja, así que decidí apresurarme y más rápidamente me adentré entre la multitud de gente que caminaba por esa misma cera.

Estaba casi corriendo para alcanzar a los chicos, cuando choque fuertemente hombro con hombro, con alguien que siquiera pude ver debido a lo rápido que estaba caminado. Volví mi mirada hacia atrás para pedirle perdón a esa persona desconocida.

Cuando lo vi un estremecimiento azotó mi cuerpo, era un chico, estaba sobando su hombre, supuse que fue por el golpe que nos dimos; Era joven, parecido a... Jungkook. No obstante, lo más sorprendente es que, este no era Jungkook, el color de su cabello era un castaño oscuro, su cuerpo era parecido al suyo, pero su sonrisa era diferente, sus ojos cafés eran hermosos, casa parte de ese chico era parecida y diferente a la vez, simplemente era perfecta y hermosa. Si aquel chico no hubiese tenido el cabello de un castaño oscuro, hubiera jurado que era Jungkook, ya que los tonos de cabellos eran distintos, pero por muy poco.

Mi confusión era grande, ¿cómo era posible que existieran dos chicos tan perfectamente hermosos en este mundo? Prácticamente, un sueño hecho realidad. ¿Jungkook me había seguido hasta Seúl? ¿Si no era Jungkook, quién era? ¿Por qué era igual a él? La presencia del chico me hacía sentirme tan relajado, protegido, seguro, a salvo, tranquilo y me llenaba mi cuerpo de una paz extraordinaria.

Su rostro estaba iluminado, brillante y radiante que cegaba mis ojos. Era igual de perfecto. Llevaba puesta una camisa ajustada de mangas cortas que hacía notar los músculos de su abdomen y dejaba a la vista sus brazos.

Su pantalón color gris ajustado hacían relucir aquellas piernas, casi sentí que estaba mirándolo desnudo, por el simple hecho, de que, todas las personas a mi alrededor estaban cubiertas por abrigos y una gran cantidad de ropa, pero él, no llevaba más que unos pantalones y una camiseta con cuello en V, y claro unos zapatos iguales a los míos, solamente que estos eran en completamente blancos.

Fijamente, nos miramos eternos segundos, él sonreía, supongo que se reía de mi cara de estupefacción y mi expresión atónita y confundida.

- ¿Jungkook? -, le pregunté antes de pedirle disculpas, y lo seguía mirándolo con perplejidad.

- ¡No! -, espetó el chico -, Jeongguk... Jung Jeongguk para servirte.

La misma condenada presentación diplomática, su nombre era igual de perfecto... ¿Jeongguk? Me pregunté, ¿Jung Jeongguk? ¿Quién demonios es este? Extendió su mano para ofrecérmela en gesto de presentación y yo dudé un poco antes de alzar mi mano con confusión para tomar la suya. Cuando tomé su mano me sentí estupendamente bien, era como si todo el tiempo hubiera estado sumamente lastimada y ahora él había sanado todas mis heridos con solo tocarme la mano.

Era como conocer una parte del cielo. Tal vez él esperaba que le dijera mi nombre, pero estaba enmudecida que nada salió de mi boca, ni la más mínima palabra logré expresar, ni un solo sonido.

- Discúlpame -, dijo luego de que soltó mi mano, y lo vi alejarse y perderse entre el gentío.

- ¡Taehyung! -, gritó Namjoon del otro lado de la calle al verme parado como un estúpido con cara de niño que descubrió que su padre era el que dejaba los regalos bajo el árbol de navidad.

Atravesé la calle a saltos instantáneos para no ser atropellado. La imagen de ese Jeongguk idéntico a Jungkook, solo que de caracteres diferentes. Cada gesto era perfectamente parecido. Tenía que haber una explicación para todo esto, ¿sería un demonio también aquel Jeongguk?

- ¿Qué te sucede? -, me preguntó Namjoon luego de que regresará junto a ellos-. Parece como que hayas visto un fantasma.

- No... - dije -. No es nada.

Enamorado de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora