13. Seren 2.0

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Desa

¿Había sido una buena idea aceptar la invitación a cenar de Seren? Sí, sí y mil veces sí. Amo a esta mujer. Es imposible negar que Seren, es una señora que se hace querer. Agradable, risueña, divertida y un poco picantona. Ya me entendéis. Sé que podría pasarme horas y horas con ella y no aburrirme.

Siendo sincera, debo reconocer que al principio me sentía nerviosa. ¿Le gustará el sitio que he escogido? ¿Habrá momentos de silencio incómodo? ¿Cómo puedo llenar esos silencios? ¿Qué temas le pueden interesar? ¿Le resultaré aburrida? Por un momento me he sentido en una especie de evaluación de vida, en el que las únicas opciones son el "apto" o "no apto". Y no por nada que haya hecho la señora Gleeson, no. Simplemente me auto-presiono cuando quiero caer bien a alguien y en el caso de Seren, me siento tan cómoda con ella. Es muy agradable.

- Entonces, Desa - habla Seren llevándose un trozo de Borek a la boca - cuéntame de ti. Proyectos, aficiones, metas... - enumera cogiendo otra pasta turca rellena de espinacas y queso.

- Ya conoces mi trabajo y el voluntariado en el hospital - digo con una gran sonrisa recordando a mis niños. Seren asiente - También tengo a Cris y a Jael - le explico con una sonrisa probando el Manti, que consiste en diferentes tipos de carne envuelta en masa blanda, que en nuestro caso la hemos pedido frita - tienes que probar esto, está buenísimo.

- ¿Tus novios? - me pregunta algo seria haciendo que me atragante y empiece a reírme. ¡Novios dice!

- Ay Seren - digo intentando recobrar la compostura al darme cuenta que todos nos miran, tengo una risa un tanto...escandalosa - ellos son pareja, mis mejores amigos, como hermanos y también mis compañeros de piso - explico con una sonrisa quitándome las lágrimas que han salido junto a mi risa.

- Bueno, tampoco sería algo tan loco, ¿no? - me dice divertida viendo mi expresión de asombro. Vaya con la señora Glesoon, es una abuela 2.0 - eres preciosa, seguro que no te faltan pretendientes - afirma alzando y bajando las cejas. Mis mejillas tienen que estar del color del mantel.

- Quita, quita - respondo haciendo una mueca de terror exagerado. Dios me salve de eso - ni siquiera con uno pude, como para plantearme tener una relación con dos - sentencio cogiendo una brocheta de carne, sin darme cuenta de lo que acabo de decir.

- No creo que porque te haya salido mal una vez - me tantea - tengas que renunciar a intentarlo.

- Créeme - le digo mirándola fijamente intentando que los recuerdos no vuelvan, no quiero llorar - puedo asegurarte que tuve suficiente con uno.

- ¿Tan malo fue? - me pregunta con preocupación y una pizca de curiosidad. Entiendo que pueden parecer palabras grandes para alguien tan joven que todavía tiene toda una vida por delante.

- Peor - respondo en tono bajo sin quitar la mirada de mi plato. Por un lado, quiero abrirme con ella, pero el miedo a que me juzguen o a que me tengan lástima me limita. Tal vez debería hacerle caso a la terapeuta e intentar hablar de lo ocurrido en voz alta.


Seren

La cena estaba yendo muy bien. Me había traído al restaurante Kebab Factory, un sitio elegante donde se puede degustar una gran variedad de platos de comida turca. Estaba resultando una velada agradable hasta que quise tantear el tema de las relaciones. Quiero conseguir información y ver las posibilidades a las que se abre ella. No sé qué experiencia ha tenido, pero veo que le afecta todavía. No me gusta nada verla así, tan triste o asustada, no lo tengo claro.

- ¿Quieres contarme? - lo intento. No niego que tengo curiosidad, soy una de las personas más chismosas que posiblemente conozcan. Pero ahora, viendo su expresión, estoy preocupada - o tal vez prefieres cambiar de tema.

Dulce y sin azúcar añadidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora