En Búsqueda de paz 𖣘Sʜɪsᴜɪ Eɴ SNK𖣘

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Finales de primavera. Inicio del verano. Mediados del verano:

—Ha pasado casi un año y este lugar parece irreconocible —elogió Erwin.

Habían cambiado de ruta, ahora el cuerpo de exploración saldría por las puertas del distrito Este. Todos los soldados que no eran de allí estaban sorprendidos; casas multicolores, muchas plantas verdes, lugares para hospedarse. Era como el centro de Sina, así de bello, pero más alegre, auténtico.

Al llegar al portón los soldados vieron como estaban las murallas pintadas con las alas de la libertad y con muchos soldados que sirvieron o sirven a tal rama. Las caras de los soldados al verlo no se hicieron esperar: asombro, esa era la palabra correcta, asombro y emoción.

Antes de partir Shisui se acercó a Erwin.

—Lo conseguí con Pixis, así la gente nunca olvidará a aquellos que sacrificaron sus vidas.

—Eres un fenómeno total —exclamó Hanji interfiriendo en la conversación. De tanta emoción tenía los ojos brillosos—. ¿Cómo se te ocurre pintar las murallas? ¡Estás loco! ¡Eres jodidamente genial!

—Lo terminaste en menos de lo que cualquiera hubiera pensado, esta gente, este lugar ¿Lo querías así? —Shisui asintió—. ¿Piensas entrar en el cuerpo de exploración? Digo, ya creaste el lugar que querías. Tampoco te insistiré, conseguiste un cargo alto y puedes subir mucho más.

—No lo he hecho todo, pero confío en que los demás lo lograrán. Espera por mí, que en poco tiempo me verás en tus filas. Cuando tú seas el comandante, falta poco ¿Verdad?

—No falta nada. Renueva el uso del equipo, quiero verte en forma como la primera vez —Shisui se rió.

—No soy un incompetente, todos aquí renovaron el uso de los equipos. Estamos preparados para la mayoría de desastres.

Desastres.

Shisui veía el panorama que le brindaba la muralla de cincuenta metros de altura. Una vista hermosa; con un cielo azul y pocas nubes que dejaban ver el verde del bosque y los titanes que se hallaban.

—Hace una semana empezamos —comentó Hahn irrumpiendo la sensación de paz que hallaba Shisui en el lugar.

—Sí —respondió confirmando que le había escuchado—. No ha habido ninguna baja, ¿Cuántos llevamos?

—Una semana y llevamos veintidós titanes. ¿Puedo? —preguntó señalando el suelo al lado de él. Shisui asintió—. Ah... —exhaló calmado—, esto se siente bien.

—Hahn, ¿te gustaría vivir fuera de la muralla sin titanes? —preguntó Shisui de manera abrupta, alejando cualquier despreocupación del lugar.

—Creo que a todos les gustaría eso, pero una cosa es quererlo y otra es vivirlo. Estoy conforme con mi vida actual, pero... tú nos motivas a siempre aspirar a más, ¿acaso quieres dejarlo hasta aquí? ¿Ya te sientes realizado?.

Y como si esas preguntas fueran las más motivadoras, le dieron ganas de entrar al cuerpo de exploración sin ninguna duda o remordimiento.

—Ahora que todo está bien no me necesitan aquí, me necesitan afuera. —Se paró y se acercó a la orilla para volver a inhalar ese aire fresco—.
Voy a aspirar más allá de estas murallas —afirmó señalando el paisaje—, voy a aspirar a la libertad de todos. Hahn —nombró girando su cabeza para verle—, cuando eso suceda quiero que tú vuelvas a asumir este cargo. —Le sonrió dejando a Hahn atónito— Confío en que esta vez harás lo mejor para estas personas.

—No lo dudes.

Un graznido característico se hizo presente en el ambiente, pero esta vez no era en el tono de siempre, graznaba más seguido, parecía desesperado. Shisui le vio intentando descifrar lo que quería decir, pero en ese cruce de miradas observó lo que él creía el sharingan.