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Era un día indudablemente especial.

El sol seguía dando lo último de él por la hora. Green Hills siempre fue un pueblo caracterizado por ser muy bonito.

Y también chismoso.

Se había corrido el rumor de que el demonio azul había desaparecido, o incluso muerto, nadie más que sus propios padres sabían de él y tampoco era mucho para llamarlo así. El gobierno dio un "pequeño" aliento a sus tutores para dejarlo como una mentira de un niño después del primer desastre, obviamente así fue su intento pero los demás habitantes no, de todas formas eran los únicos que no lo veían como una leyenda.

Maddie suspiraba tristezas y deseos vagos en la escalera de la entrada, de alguna forma lo esperaba siempre que tenía el tiempo libre. Tom también lo extrañaba, pero creía que al hacer eso sólo se mataba lentamente.

El clima amarillento de la escena comenzó a cambiar a uno más gris, opaco, la brisa ya no era fresca sino directamente fría, casi húmeda. Parecía que una tormenta se aproximaba.

La mujer vio como las hojas cálidas esparcidas por el suelo iniciaron una danza fluida en el aire, sin un patrón al inicio, pero luego de unos segundos la forma se repitió con más constancia formando un óvalo de la basura del bosque.

Se levantó; sabía lo que significaba aquello.

El paisaje ya visualizado se deformó para crear un portal asimétrico mucho más abstracto de lo habitual, las chispas doradas del orbe desaparecían tan rápido como se veían.

Su madre adoptiva no se quedó parada sin hacer nada y de inmediato llamó a su esposo, estaba demasiado emocionada como para entenderse todo lo que dijera, pero el otro pareció comprenderle porque se pudieron escuchar los llantos de felicidad en la otra línea.

A través del portal se oían distintos gritos de despedida hacia el dúo dinámico, por no usar un término en inglés. Tails correspondió al ademán con otra despedida penosa, mientras que Sonic alzaba la voz para hablarles de forma más animada.

Cuando dieron media vuelta y el óvalo dorado se fue cerrando hasta desaparecer, Maddie corrió a abrazar al cobalto alzándolo un metro para estar más cerca antes de que pudiera decir una sílaba, él no tardó en reaccionar y le devolvió el gesto moviendo su cola con cariño.

-Hola.-Pronunció casi de forma sorda, el contacto con su mayor lo asfixiaba y estaba cómodo con eso.

-Te amo, maldito cabrón.-La adulta restregaba su cara en el pelaje del adolescente de un lado a otro, parecía frenética.-No le digas a Tom que dije eso, pero es que teamoteamoteamoteamoteamotea-

El tiempo transcurrió de igual forma y el zorro miró las calles con cierta incomodidad, jugando con su par de colas. La mujer separó su rostro del chico y se dirigió al cánido haciendo que poco a poco sintiera que reconocen su esfuerzo por unas palabras tan simples como las de ella.

─Gracias por traerlo.

─De nada.─Dejó lo que hacía y Sonic por poco y bromeaba al respecto diciendo que se iba a traer solo, pero se calló para darle su momento al ver que lo disfrutaba.─Es un poquito difícil mantenerlo con vida.

La fémina rió dejando al muchacho en el suelo.

─¡Entonces no te equivocaste de Sonic!

El susodicho simplemente sonrió con un bochorno moviéndose algo inquieto en su lugar. El momento estaba perfecto y no necesitaba de mucho endulzamiento con palabras, las acciones ya habían dicho bastante.

Mientras el corredor se había adelantado para recibir a Ozzy en brazos, Maddie vio como el zorro divagaba en el mismo lugar sin acercarse tanto, así que le preguntó con un tono maternal:

Speed me up IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora