Después de los sucesos ocurridos en Green Hills, Sonic se ha sentido afortunado de vivir junto a la pareja estrella: Lord dona y Lady yoga.
Creyendo que su vida no podía ser más perfecta, la visita de un misterioso zorro no sólo lo hará cambiar de...
Corrió hacía Sticks mientras usaba su par de colas para mantenerse fuera del área de ataque de algunos robots, no lo protegía de todos, pero algo era algo.
Después de haber podido avanzar sin apenas ser herido gracias a la ayuda de la máquina de Robotnik, Tails vio debajo de él a la chica tejón y no dudó en decirle:
-¡Sticks! ¿Has visto a Sonic?
La recién mencionada parecía concentrada en lo que hacía, uno por uno derribaba a los autómatas que se le acercaban, aún así pudo responderle:
-Lo ví del otro lado, en dónde estaban tú y Amy al principio pero un poco más al centro, aunque ya lo perdí de vista.
-Estaba-se calló él mismo al ver que una máquina trató de saltar y atacar a la líder, pero él reaccionó más rápido y terminó apuntando directo a su cabeza, inmóvil ahora.-ESTABA pensando que podíamos ir y juntarnos con Sonic, si trabajamos juntos podríamos aprovechar ahora que estamos en ventaja.
-¿¡QUÉ!?-Gritó eufórica, aún sin despegar la vista de los soldados de aluminio.-¿¡Pretendes que deje a mi familia aquí!?
-¡No! ¡Pero si no voy nunca sabré como está, él me preocupa, Sticks! ¡Es el primer amigo de verdad que tuve y no pienso perder-
Antes de que dijera algo más, una enorme cantidad de humo y sustancias desconocidas llenaron el lugar en cuestión de segundos, si antes todo era rojo ahora era gris lo que veían, la densa atmósfera no dejaba ver a nadie con claridad y el pánico fue el primer síntoma que experimentaron.
Tails sintió como de repente alguien jaló de su brazo y lo guiaba a dirección contraria. Por reflejo intentó arañar lo que sea que lo estuviera tocando, pero comenzó a calmarse al sentir un característico calor y tacto que le resultaba familiar desde hace tiempo.
Correspondió al abrazo.
-I missed you, little pie.
Posteriormente el menor fue restregando su cara hacia las alas de su madre, encontrando nuevamente ese hermoso sentimiento que lo hacía volverse un bebé de nuevo y menear sus colas con tranquilidad, no con diversión (que es en donde el movimiento es más frenético), sino lento, con calma.
-I too.
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Del otro lado de la batalla el erizo luchaba intensamente sin descanso, hace tiempo que había estado repitiendo la misma secuencia de enrollarse, atacar y alejarse, pero por cada segundo que seguía gastándose empezaba a parecer que todo iba lento, incluyéndolo a él, sorpresivamente.
No sólo era el cansancio lo que rompía su límite, sino también el ardor que comenzó a sentir en el tobillo cuando se esforzó demasiado, de hecho todo esto era ya un enorme esfuerzo, no cualquiera es capaz de enfrentarse solo a un ejército de robots hechos por tu peor enemigo portador de una obsesión nada sana contigo, y mucho menos tener el valor de cometer tal escena.
