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Los minutos estaban pasando de manera tortuosa y todavía no tenían un plan de como escapar, pareciera que Robotnik no tenía intenciones de liberarlos, así que no les quedaba mucho más que quedarse sentados y pensar con frustración.

A todo esto, ¿qué estarán haciendo Lord dona y Lady yoga?

—Tails.

—¿Sí?

—¿Tenías pensado qué hacer después de que todo esto acabara?

A Miles le sorprendió aquella pregunta del erizo, formando un pequeño silencio como respuesta para pensar en lo que diría, la verdad es que no había navegado mucho ese tema, tampoco le preocupaba por ahora, creía que más adelante pensaría que hacer con su vida y que le quedaba tiempo.

—La verdad no lo sé.—Fue honesto, dejándose un mal sabor de boca tras decir eso sin más. —¿Tú en qué piensas?

—¿Yo?

Asintió con la cabeza, luego recordó en la posición en la que estaban y dijo que sí sintiéndose como un idiota.

—Bueno, yo ya soy un héroe, ese es mi deber.

—Pero... ¿Qué vas a hacer cuando no haya personas que ayudar?

Esa pregunta hizo un clic en el cuerpo del mayor; tenía una familia, era feliz, salvaba personas de los peligros que de vez en cuando acechaban y aún tenía tiempo para ver series clásicas en la tele, en especial las caricaturas que eran de su gusto, pero, ¿había algo más que eso? Tal vez el miedo de Sonic no era no tener nada que hacer o desperdiciar los días de su vida, sino no tener la atención y fama que siempre anhelaba.

Sonic creció junto con su propia soledad, y debido a la falta de atención de su niñez ahora buscaba lo mismo pero en su adolescencia, Tails pasó por algo parecido, irónicamente el tuvo una reacción opuesta a causa del miedo y el terror que lo llenaba su madre con sus traumas y delirios. No era su culpa, hizo lo mejor que pudo al cuidarlo, pero desgraciadamente no podía hacer ya más.

Lo estaba rompiendo.

El piloto escuchó el ruido de unas pisadas lentas y de inmediato se alertó, advirtiéndole a el cobalto que alguien se acercaba de manera sospechosa. Para ser sinceros, él se esperaba encontrarse con su mayor némesis y tener que escuchar un aburrido relato de lo dura que fue su infancia y las burlas del adulto, e incluso tal vez aún le quedaba algo de esperanza para pensar que podría ser Sticks, quien habría recapacitado y unido a la rebelión.

Pero lo que vio pasar por aquella entrada no fue nadie quien se esperaba, de hecho, ni siquiera llegaba a reconocerla.

—¿Eres Sonic? Me han contado mucho sobre ti.—escuchó una voz femenina, por lo aguda que sonó podría adivinar que no rebasaba su edad.

—¿Quién eres? ¿Por qué no te muestras de una buena vez?

La chica no respondió, por la sombra en la que se ocultaba no podía identificarla, sólo se alcanzaba a ver su silueta delgada y pequeña. Lo meditó un tiempo y al final se decidió por mostrarse a la luz, una eriza de color rosado, camisa verde con cuello blanco, falda naranja con volantes, zapatos deportivos y un elegante martillo que le llegaba fácilmente hasta el pecho. Después de haber decidido dar un paso adelante, se relamió los labios buscando las palabras correctas para el momento.

─Soy Amy Rose, y aunque tú no me conozcas, yo a ti sí.─Se fue acercando a ambos, dispuesta a liberarlos del nudo que los aprisionaba.─Longclaw me contó todo sobre ti, estaba preocupada porque estaban tardando demasiado y me pidió que viniera a buscarlos, así que estoy dispuesta a dar todo por ayudarlos.

Speed me up IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora