Speed me up I

02

Después de tal escena inesperada, tendrían que cancelar su salida familiar por chilli dogs para dar la bienvenida al pequeño amigo.

Todos se encontraban dentro haciendo cada uno lo suyo, Maddie insistió mucho en atender al pequeño piloto, no podía ver heridas en alguien sin sentir la necesidad de curarlas.

Mientras que Sonic, sólo se dedicó a descansar en el sillón de la sala, viendo desde este al zorro con googles. Sus sentimientos a él eran desconfiados aún, incluso se podía decir que le tenía algo de recelos.

Con la última curita de Hello Kitty puesta, la mujer por fin se pudo sentir tranquila de que nadie corría peligro, al salir de la cocina fue directo a la sala a recostarse, siendo algo molestada y lamida por el canino sin inmutarse realmente, Sonic se paró del lugar donde estaba para acercarse con sospecha a la bola amarilla.

—Y...¿Cómo te llamas?

—Mi nombre es Miles Prower.

—Escucha Miles, no sé si ya lo notaste pero no confío en ti, ¿okay?—de manera grosera, apuntó hacia el animal de doble cola para causarle miedo, pero Sonic tenía algo que le era difícil ser duro con otros.—Será mejor que empieces a responder mis preguntas.

—Como quieras.—respondió sin inconvenientes.

—¿Cómo sabes tanto de mí?

—Longclaw me habló sobre ti.

El erizo se quedó congelado ante su respuesta, inmediatamente un dolor en su pecho fue formando un nudo que le dejó un terrible sabor de boca, ¿había oído bien?

—No te atrevas a mencionar su nombre.—quebró su voz al momento de romper en llanto, su estabilidad emocional se había venido cuesta abajo en cuestión de segundos. Adolorido, se sentó en el suelo recargándose en la mesa de la cocina.

Miles quedó con una expresión confundida, no estaba muy seguro del porque tal reacción exagerada. De hecho, creyó más en la idea de que estaría feliz por escuchar hablar de ella, pero todos nos equivocamos, y Miles tuvo que aprender eso de la peor manera.

—Lo siento...—arrepentido por sus palabras, se sentó justo a un lado del erizo quebrantado, pero no hubo respuesta, al menos que consideres los sollozos como una. —No pensé que te afectaría tanto. Longclaw siempre es muy buena conmigo, me aconsejó cuando lo necesité y no pedí nada más, me habló de ti como lo mejor que le pudo haber pasado y ahora... Sólo quiere volver a verte.

—Perdón, q-qué dijiste?—se limpió sus lágrimas con su guante de manera torpe, por un momento juraría que había escuchado lo que él creía.

—Eh... Dije que sólo quiere volver a verte.

—¿Longclaw está viva?—preguntó con una esperanza que jamás pensó que encontraría, su boca estaba abierta, y sus ojos eran un sin fin de galaxias, con un brillo inenarrable y un color asemejado a la selva después de recibir la lluvia del año.

—¿No lo sabías?—el mayor negó con la cabeza.

No dijo nada más, sólo se paró lentamente de donde estaba y empezó a caminar a pasos suaves, a veces temblando por las recién lágrimas derramadas.

—Longclaw está viva...—dijo al aire.—¡Longclaw está viva! ¿¡Escuchaste eso Green Hills!? ¡¡¡LONGCLAW ESTÁ VIVA!!!

Aunque no hubo respuesta a sus gritos, realmente ya nada le importaba. No desconfió de aquel zorro en ese momento, pues la noticia era tan buena que no se preguntó sobre si tenía sentido o no.

—¿Qué está pasando?—entró Tom a la cocina, viendo al erizo dando gritos en la ventana como si su vida dependiera de ello.—¿Estás bien?

—¡Longclaw está viva, lord dona! ¡Viva!—exclamó con alegría.