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Tenía que hacer algo, no podía quedarse de brazos cruzados y ver como su propia madre sufría todos los días.

—Tienen que irse de aquí, nunca van a estar seguros en un sitio como este.

—¿Crees que no lo sé? intenta convencerla, pero dudo que te oiga.—pronunció seco, la postura que tenía él hacia el erizo era reservada, más por la idea de que en parte creía que todo esto había sido por su culpa, pero también estaba consciente de que pensar eso era descarado, así que no lo expresaba.

Sonic suspiró hondo para prepararse mentalmente, caminar de manera lenta y salir de los pasillos a con su madre, alguien que lo conociera bien sabría que si camina despacio es porque las cosas no andan muy bien entre la marea.

Durante el recorrido, prestó un poco más de atención dentro de la casa y sus muebles, algo que no había hecho antes por estar apresurado, aún así no podía quitar ese mohín triste de sus labios.

—Ah, bebé Sonic, estás ahí, ¿te vas a quedar a dormir hoy? Preparé un cobertor en el cuarto del pequeño Miles para que duermas con tu hermano, pero supongo que es muy temprano para acostarte, ¿vas a querer café o le-

—Tenemos que hablar.

—Oh, me encanta hablar.—expresó con alegría.

Longclaw se sentó en el suelo del comedor, prestando toda la poca atención que le quedaba y que le era posible entregar.

—Escucha, estoy aquí, ¿okay? Ya no te tienes que seguir preocupando por mí, ¡puedes ver  que estoy bien!

La mayor asintió con una sonrisa simpática, atenta a lo que decía con tranquilidad.

—Y bueno, he estado pensando...¿por qué no tomar unas vacaciones aprovechando que es verano? La más relajante estación del año para tomar un bronceado y bañarse desnudos sin que nadie te juzgue.

—Pero bebé Sonic, ya estamos desnudos, y a septiembre.

—Ugh, olvida eso, ¿entonces que dices?—alzó los brazos, esperando una respuesta positiva.

—Pero yo no quiero salir.—asustada, retrocedió hasta quedar inmovilizada en una pared, recordando momentos que hubiera preferido nunca sentirlos de nuevo.—E-Ellos, ellos me encontrarán, no-no se detendrán... N-nunca.

—Mamá, mamá. —intentó acercarse a la enorme ave, pero cada vez que lo hacia ella aleteaba ferozmente, con miedo, hasta que de un momento a otro dejó de moverse cuando escucho a su propio hijo gritarle:—¡Escuchame!

Ella hizo caso a su petición, aún con el ceño fruncido y una mueca de desagrado combinado con pánico.

—Tienes que superarlo, pero nunca lo podrás hacer aquí, si ellos te llegaran a hacer daño yo mismo me encargaré de protegerte, ¿entiendes? Pero tienes que irte, sólo te estás haciendo daño a ti misma si sigues en este lugar.

—¿Cómo esperas a cuidarme con ese cuerpecito tuyo, bebé Sonic?

—¡Ya no soy un bebé! ¡Tengo quince años y necesitas mi ayuda!

El ambiente se tornó tenso y opacado, nadie musitó nada por un buen tiempo. La mirada de Longclaw era cabizbaja, pensando en que fue en lo que se equivocó para llegar a este momento, cuando Sonic reaccionó a su expresión inmediatamente dijo arrepentido:

—Lo siento, no quise gritarte.

—Sé que tienes razón.—empezó su hablar, por primera vez seria y recapacitando cada silaba que decía suavemente.—Y que yo estoy equivocada. He visto como el pequeño Miles se queja del estrés y de sus responsabilidades a una edad tan joven, ¿sabes? él tiene la manía de susurrar sus problemas cuando piensa que está a solas, o de abrazar sus colas cuando se siente desprotegido, y todo eso yo lo causé, ¿ahora entiendes tú lo que yo te digo? Quiero dejar de ser una carga para todos lo que me rodean y que puedan vivir sin mí, libres. No quiero agobiarlos.

Speed me up IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora