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Queridos mamá y papá:

La noche cayó de forma fría a nuestros pequeños aventureros, pero sus corazones cálidos e intrépidos los protegían de toda adversidad.

Estoy bien, si eso es lo que les preocupaba.

Después de haberse alejado de la escena desastrosa que ellos habían causado, pudieron encontrar un mejor lugar apartado de todo. Claro que, no fue fácil, la poca luz que tenían no evitó que chocaran con los pies de las setas que abundaban en aquella tierra.

Con un buen cacho de zona libre sin tantos obstáculos, pudieron instalarse cómodamente. Tails era el que más puso de su parte, o al menos el que le indicaba a Sonic que hacer, puesto que este lo único que había hecho para sobrevivir toda su vida había sido robar cosas para amueblar su cueva, Tails le intentó explicar que eso no era supervivencia, pero el contrario mantenía una postura rígida ante el tema.

Y les voy a decir la verdad, tampoco tengo miedo, después de todo tengo a Tails a mi lado, ¿recuerdan al diminuto zorro que destruyó mi cuarto? Pues es el mismo.

Pasó no más de una hora para que la fogata estuviera lista, y cuando pasó eso, el cánido cerró los ojos tranquilamente, rotando sus orejas hacia el sonido del canto de los grillos y el rugir del fuego. La noche era demasiado tranquila y no quería admitir que eso le daba ansiedad, pero lo hacía.

Sonic sacó de su mochila lo que sería su cena, pero para ser sinceros no había mucho para estar tranquilos. Dos manzanas, una pera, un termo de agua lleno y un snicker, todavía no sabían cuanto les tomaría llegar a la tribu de tejones.

También se le había olvidado pedirle comida a Longclaw, pero regresar a su casa sería el equivalente a iniciar desde cero, no tenía otra opción.

Voy a volver a casa pronto, cuando termine de salvar a una pequeña tribu de las garras del doctor Eggman, pero no se preocupen, estaré bien.

El erizo compartió una manzana entera con el zorro de doble cola y el se comió otra, aunque en un principio tenía pensado sólo comerse la mitad, no soportó el antojo y terminó desapareciendo la segunda manzana. Al final el agua del termo quedó casi a la mitad, preocupando a ambos.

No quiero que se alarmen, tengo lo suficiente y no es necesario que me busquen.

Sonic dio un último bostezo antes de supuestamente irse a dormir, no había ninguna almohada o colchoneta esta vez, solo una pila de hierbas amontonadas y una roca para reposar la cabeza, pero no importaba en realidad, sólo estaba esperando a que el contrario se durmiera para terminar algo que no pudo dejar de pensar hasta ahora.

Speed me up IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora