Capítulo veintitrés.

681 76 8
                                    

You Belong With Me (Taylor's Version) - Taylor Swift

━━━━⬤─────── 00:37
⇆ ◁ || ▷ ↺

—Es molesto—dijo Robin—, quiero besarte.

—Yo también... Pero ya podrás. —reí.

— Ya sé. Pero yo quiero ahora.

—Justo ahora creo que eso va a ser algo complicado, ¿sabes?

— ¿Por qué?— podia oír su puchero.

—Porque no estoy ahí. —suspiré. Pude oír el bufido de desesperación de Robin del otro lado de la línea.

Después de mi recuperación de la fiebre, el mes siguiente pasó casi volando (tal vez porque me la pasé con Robin y mis amigos la mayor parte del tiempo). Tal vez era por esa distracción o porque estaba muy concentrada con el juego de fútbol que habría la próxima semana, pero mis notas ya no eran las mismas.

Con eso no me refiero a que bajaran drásticamente, sino a un ocho en un examen sorpresa en biología.
Como "castigo", mi padre me había llevado a casa de mi tía Greta para pasar ahí el fin de semana.

No sé qué parte de ello era para él digno de un castigo, pero me encanta pasar tiempo con mi tía Greta. No había restricciones de comunicación a la hora de la comida, ni miedo a la humillación, ni ambiente pesado ni alguien diciéndome constantemente qué debía hacer. Y eso me hacía sentir increíblemente libre.

Miro por la ventana. El aire frío de enero y febrero está siendo reemplazado por la calidez abrigadora de marzo, que ya iba por sus primeros días. Nunca he sido muy fan de la primavera, realmente, porque hace mucho calor y aparecen bichos, pero este año me parece la cosa más bonita del mundo.

—A este paso, voy a terminar contigo por ser dependiente de mí. —reí.

—Es tu culpa, me malcriaste. No te alejaste de mí en todo un mes y luego te vas. Increíble.

—Solo son dos días, Robin.

—¿Que se supone que haga en dos días?

—No sé, ¿estudiar, quizá? Sacaste seis en el examen de biología.

—Oh, no, Michelle se puso modo mamá... —dijo una voz en la lejanía. Era Keith, me saludó— Hola, Nerd

—Hola, rubio oxigenado—le respondí y volví a centrarme en Robin—. Como sea, no creas que cuando vuelva lo voy a olvidar. Tienes que estudiar, y lo harás así tenga que obligarte.

Queeen... —alargó la palabra con pesadez.

—Nada —la corté —. Además, deberías terminar esa canción que estabas escribiendo.

—Cuando la mencionas a cada rato, cortas mi ciclo de inspiración —rió—. Además, es un poco difícil seguir escribiéndola con mi fuente de inspiración tan lejos.

—Sobrevivirás. Y lo siento si me da curiosidad la primera canción que escriben sobre mí.

—No es precisamente la primera... —murmuró.

— ¿¡Eh!?

—Nada, nada. Tengo que irme, te llamo luego, byeeeee... —y colgó a velocidad vertiginosa.

Estúpida Robin, la adoro.

— ¿Problemas con tu novia? —preguntó mi tía, entrando en la cocina.

— ¿N-novia? —tartamudee. No estaba segura de cómo lo sabía, pero lo sabía.

—Tienes el volumen muy alto—pareció leer mis pensamientos —. Dios, tienes la cara pálida, tranquila, no es para tanto.

Amores fugaces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora