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Entré a mi último semestre del tercer año de la carrera de medicina y estaba muy feliz.
Me tocaba rotar por el servicio de hematología y la verdad es que me emocionaba porque esa especialidad me gustaba mucho.

—bueno, ustedes van a ser oyentes mientras pasamos visita. Son estudiantes, así que pórtense como tal— nos dice la hematóloga.

—vinimos a aprender— me susurra mi mejor amiga Sandrine mientras reímos quedito pues éramos un grupo de 5 estudiantes.

—bueno, tienen que mentalizarse que aquí van a ver muchos pacientes que están muy enfermos y que algunos no tienen cura o están contando sus últimos días de vida. Por favor sean amables, se trata de personas y no son sus maniquíes para que traten de aprender de más con ellos, ¿estamos entendiendo?— dice la doctora muy seria y nosotros asentimos.

Caminamos al cuarto de una señora y ahí supe que padecía de policitemia vera. Fue asignada a mi mejor amiga para que le ayudara al residente a cargo.

Pasamos con muchos pacientes hasta que todos mis compañeros quedaron asignados con un residente. Por último quedamos la doctora, otro residente y yo, llegamos a la habitación de un chico de escasos veinte años.

—¿Cómo estás, Casper?— la doctora lo saluda muy animada.

—no tan bien como quisiera pero sigo vivo— dice con una sonrisa.

—él es Casper Durand, su diagnóstico es talasemia mayor, ayer recibió una transfusión sanguínea y se le hizo un conteo completo de sangre— dice el residente.

—y al parecer todo parece ir bien— la doctora lee los estudios y le sonríe a Casper.

—esa es una buena noticia ¿Verdad? — El chico lucía pálido y ojeroso, además de que estaba muy delgado.

—sí que lo es. El día de hoy vas a estar con el doctor Núñez y lo acompañará Alissa, ella es estudiante— me mira y le sonrío.

—será un gusto— le digo a Casper.

—qué suerte, yo debería estar en la universidad y no aquí. Pero tienes paciente con que aprender— me dice y río un poco.

—los dejo para que empiecen a trabajar— dice la doctora y se retira.

—¿qué haremos hoy?— le pregunto a Núñez.

—tómale sus niveles de hemoglobina. Por hoy estará en observación— me dice. —volveré, Casper— le sonríe a éste y él también. Se va y me deja sola con él.

—así que tú me vas a atender— dice Casper.

—solo te voy a sacar sangre— me acerco un poco. —voy a buscar las cosas y regreso.

Salgo casi corriendo a pedir los materiales y regreso pronto.

—no te muevas— le digo mientras palpo su brazo en busca de una buena vena.

—creo que te costará un poco encontrarme una vena. La enfermera de ayer no pudo y tuvo que llamar a otra.

—tengo que poder— sonrío y preparo el torniquete para picar. Entro segura y tuve retorno venoso. —¿decías? — le digo riendo.

—eres buena— hace un gesto de satisfacción. —¿en qué año estás?

—por terminar tercero. ¿Tú estudias? — pongo la sangre en un tubo.

—claro que lo hacía pero tuve que dejarlo por esta rara enfermedad. Estudiaba artes visuales.

—que pena. ¿Piensas retomarlo?

—si me curo, por supuesto— sonríe y me conmueve ver tanta ilusión en sus ojos.

—espero que lo consigas. Me tengo que ir a dejar esto al laboratorio, volveré— salgo y llevo el tubo al laboratorio. Posteriormente busco a Núñez y él me manda a seguirlo pues tenía otros pacientes que ver.

Los Colores de Alissa y CasperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora