Llegué a casa y subí a mi habitación. Me puse los audífonos y empecé a escuchar música mientras pensaba en Casper. Desde lo más profundo de mi corazón quería que fuera feliz y persiguiera sus sueños, pero era cierto que tenía bajas esperanzas de vida.
Me dio desesperación pues era un chico increíble que se merecía todo el amor del mundo y no lo recibía.-¿estás bien?- mi mamá entra a mi cuarto.
-sí, ¿por qué?- me quito los audífonos.
-te vi rara y no te quedaste a platicar con nosotros. ¿Ocurre algo? ¿Estás preocupada?
-la verdad sí- suspiro. -¿recuerdas al paciente con talasemia del que te hablé la otra vez?
-sí, ¿qué pasó con él?
-ya le dieron de alta y se fue a su casa.
-gracias a Dios.
-lo sé. Pero lo que me preocupa es que vive solo y nadie está al pendiente de él. Vive en un viejo remolque que él ha ambientado a su gusto, pero no son condiciones para que viva alguien con esa enfermedad tan grave.
-pobre muchacho. ¿Cómo conociste su remolque?
-lo llevé porque tenía una maleta muy grande y todavía se ve débil. ¿Crees que podamos hacer algo por él?
-creo que te está interesando demasiado tu paciente.
-claro que no- me sonrojo. -solo me preocupa que viva en una situación tan precaria como en la que está. La vida es muy injusta porque a unos nos premia teniendo todo mientras a otros les quita todo. ¿Por qué, mamá?
-porque el destino es así. A veces lo que pensamos que son problemas, en realidad resultan insignificantes si se comparan con los de otras personas que de verdad sufren.
-¡Exacto! De eso estoy hablando. Para mí es un problema el no poder tener un auto más reciente y no querer ir a jugar con la familia mientras que los problemas de Casper son mucho mayores porque nisiquiera tiene familia que despreciar. Cuando enfermó, estaba solo con unos amigos que al final lo abandonaron. ¿Te das cuenta?
-pobre chiquillo. ¿Por qué no lo traes a la casa? Nosotros podemos ser su familia.
-¿lo dices en serio?
-totalmente. Puedo hablar con tu padre para que pueda pasar tiempo con nosotros.
-te agradecería mucho que hicieras eso. En verdad lo necesita.
-me pondré manos a la obra.
-eres la mejor, mamá- le doy un abrazo y un beso.
Ella sonríe y se va.
Abrazo mi almohada mientras sonrío mucho de felicidad.
En la mañana, papá tocó el tema.
-¿y quién asegura que es un muchacho decente? - dice Dominique.
-tienes que conocerlo para que te asegures que es así. - defiendo.
-los delincuentes no mandan dibujos -me apoya Courtney y mis papás la miran con sorpresa. -él le regaló un dibujo a Alissa y después me envió uno a mí. Nadie hace eso solo con unos días de conocerlo.
-pues hemos decidido que venga y ya después veremos. Si no nos agrada, buscaremos la manera menos grosera de apartarlo- dice papá.
-muchas gracias- lo abrazo. -son los mejores.
-no lo sé- Dominique sigue sin convencer.
-no te arrepentirás, te lo prometo- le doy un beso en la mejilla y él sonríe.
ESTÁS LEYENDO
Los Colores de Alissa y Casper
Novela Juvenil¿Quién dijo que el amor no puede nacer en cualquier lugar? ¿Quién dijo que es imposible? Esta es la historia de Alissa y Casper. Un par de jóvenes que se conocen gracias a la rara enfermedad de Casper. Alissa, una joven estudiante de medicina y Casp...