Cuando tu niña se convierte en mujer y más si se apellida: "Bakugo". Tarde o temprano... tendrá que salir del nido a volar y conocer el mundo. Una chica que sabe lo que quiere y eso es seguir los pasos de su abuelo y su padre. Pero el amor... no es...
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- Oye papá... - La ceniza más joven se sentó frente al cenizo mayor, quien se encontraba en su escritorio solo, su abuelo y tía no estaban.
- Dime. - Dijo sin levantar la mirada de esos papeles a los que él mismo le gruñía y maldecía al odiarlos. La ceniza se mantuvo en silencio sin saber cómo comenzar hablar... hace un tiempo que padre e hija no tenían un momento solo para ellos, y eso también la ponía nerviosa. Katsuki se dio cuenta del silencio de su niña, así que la miró, viéndola estar totalmente metida en sus pensamiento, dejando todo lo que hacía de lado.
- ¿Qué te tiene tan preocupada? - Ella pareció volver de sus pensamientos a la realidad y llevó su mano derecha a su cabello para halarlo con fuerza, gesto que no pasó desapercibido por el cenizo mayor.
- Es que, ayer yo... hice algo... y no sé si hice bien. - Katsuki frunció el ceño para levantarse de su escritorio, tomar una silla y sentarse al lado de su hija. Ella se revolvía un poco incómoda y mantenía sus manos bien agarradas en su pantalón, en sus muslos. Katsuki la inspeccionó bien, ya que nunca había visto tal comportamiento en su hija.
- ¿Qué hiciste? - Ella levantó con brusquedad su mirada encontrándose con la de su padre, quien comenzaba a preocuparse.
- Yo... he estado con este chico que me gusta durante un tiempo... - La expresión facial de Bakugo decayó en una sombría al escuchar lo ella le dijo, mas no dijo nada, pues su al parecer esto tenía que ver con lo que sea que estuviese tormentando a su niña.
- Y ayer le dije que correspondía sus sentimientos... pero me pidió que se lo demostrara. - Katsuki se mantuvo serio viendo cómo su hija jugaba con sus manos y sus ojos se cristalizaban. El cenizo cerró los ojos con fuerzas, entendiendo completamente todo, luego de un momento volvió a dirigirle la mirada.
- ¿Lo hiciste? - Ella con lentitud negó para luego dejar escapar las lágrimas, las cuales bajaban de sus ojos afilados color granate como cascadas. Él sintió un alivio pero el pecho a Katsuki se le estrujó, llevando una mano a su corazón y agarrar con fuerza su uniforme, estrujándolo al ver a su hija llorar de esa manera. Su hija soltaba fuertes sollozos, mientras le pedía disculpas. El cenizo no hizo más que abrazarla con fuerzas, abrazo que ella correspondió de inmediato. Si... era su hija, llevaba su porte, su forma, todo... pero si era bastante sensible como su madre y el hecho de que estuviese llorando de tal manera significaba que él había fallado en cuidarla...
- No pude... lo intenté pero no pude, no me sentía cómodo ni lista... por esa razón él me preguntó que si no lo quería, le dije que no lo sabía y él sólo dijo que era una mal agradecida, que tenía paciencia conmigo... que no hacía nada más que decepcionarlo... "¿Qué mujer es mujer si no puede complacer a un hombre?" Eso fue lo que me dijo... - Katsuki sintió furia, por cómo ese idiota trató a su hija y como la estaba tratando de chantajear, pero respiró y se mantuvo en calma.