Capitulo 25 - final

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——Me pareció lo correcto.

—Recibí los documentos de tu abogado.

—Bien. Eres una mujer libre.

—Desafortunadamente no —dijo ella sin su usual confianza en sí misma.

Ella la miró, frunciendo el ceño.

—¿Hay algún error en los documentos?

—Todos los documentos están mal.

—No me di cuenta. El abogado me aseguró que no había impedimento para el divorcio. Comprobó todos los detalles.

—No tuvo en cuenta un detalle muy importante —dijo Lauren, mirándola.

—¿Qué? ¿Qué detalle? —a Camila le dio un vuelco el corazón; había intentado con todas sus fuerzas que nada saliera mal.

—No tuvo en cuenta que yo estoy enamorada de ti. Y eso hace imposible el divorcio.

—¿Perdona? —la impresión dejó paralizada a Camila.

—Te amo. Y no voy a permitir que te divorcies de mí, porque estoy segura de que tú también estás enamorada de mí —dijo, acercándose a ella y acariciándole el pelo—. Te marchaste porque escuchaste una conversación que tuvimos mi madre y yo, ¿no es así?

—Yo... ella... —a Camila se le revolucionó el corazón al sentir cómo ella le acariciaba el cuello—. ¿Por qué dices eso?

—Porque es la única explicación posible para tu comportamiento. Antes de la cena todo era increíble y cuando regresamos en el coche estuviste todo el tiempo callada. Y a la mañana siguiente te habías marchado.

—Simplemente no entendía por qué debíamos esperar dos años a hacer algo que podíamos hacer inmediatamente. Tú mereces poder seguir adelante con tu vida y me pareció que de esa manera saldría menos gente herida. Incluyendo a tu madre.

—No me interesa mi madre —dijo ella, acariciándole la mejilla—. Como tampoco me interesan ni tu madre ni tu hermana. De hecho, en este preciso momento, no me interesa nadie más que tú. Y estoy de acuerdo que es importante que yo siga adelante con mi vida; por eso estoy aquí. Y tú vas a formar parte de mi vida.

—Lauren...

—Cuando te conocí, en Londres, estaba furiosa con toda tu familia y la aparente defensa que hacías del comportamiento de tu hermana me ofendió muchísimo.

—Ella se comportó de una manera terrible —susurró Camila—. Pero no dejaba de ser mi hermana.

—Y tu fidelidad a ella te honra, agapi mu. En aquel momento, todos mis esfuerzos estaban centrados en devolverle el diamante a mi madre.

—Ahora lo comprendo. Debías estar muy preocupada por ella.

—Ha tenido que soportar muchas cosas, pero es una mujer fuerte y mi padre ha aprendido una lección muy importante. Estamos haciéndolo de nuevo... —con un leve gemido de queja, hundió su cara en el cuello de Camila y la besó— estamos hablando de nuestras familias, cuando todo lo que quiero hacer es hablar de nosotras.

—No hay un «nosotras», Lauren —Camila trató de apartarse de ella, incapaz de pensar con claridad teniéndola tan cerca—. Me comporté de una manera terrible al obligarte a casarte conmigo. Pero estaba enfadada y pensé que tú eras increíblemente arrogante.

—Yo era increíblemente arrogante —murmuró, subiendo su boca por la mandíbula de ella hacia sus labios—. Y no tenía por qué haberme casado contigo. Podía haber dicho que no. Podía haber llamado a mis abogados. Pero ya estaba fascinada por ti.

Joyas del Corazon(Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora